Viejos recuerdos dañarán su presente,
así como el dolor de la traición que llena sus mentes
Solo con un amor que ya no parece suficiente
Y la llegada de la guerra que es inminente
¿Será que aquello logrará separarlos para siempre?
Jeon JungKook...
El silencio era sepulcral, el ambiente sumido en una pesada incomodidad. No estaba seguro sobre qué hacer.
JungKook había sido fiel a su palabra, ambos compartirán habitación esa noche, pero el rey ni siquiera hizo el intento de tocarlo, ambos estaban recostados en la cama, no estaban ni un poco cerca.
Nunca se había parado a pensar en que tan grande podía ser una cama, jamás lo había sentido hasta ahora. Pero en esta ocasión lo hizo, la cama era amplia pero aún podía sentir el calor de JungKook cerca suyo.
Podía escuchar la respiración del azabache, sentir el suave movimiento en la cama. Cerró los ojos forsándose a dormir, dio media vuelta sobre el colchón dándole la espalda al rey.
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Las primeras semanas pasaron con rapidez, tal vez demasiada. Todo era más de lo mismo.
JungKook no sabía cómo tomar la rutina que parecía haberse formado en su reino. Todo se mantenía tranquilo y él sólo debía asistir a las juntas del consejo, se mantenía revisando documentos y de vez en cuando viaja para reuniones a algunas aldeas.
Y con TaeHyung, no sabría decir con exactitud el cómo iban las cosas. Ni él mismo sabía cómo se suponía que estaban. Era raro, su relación no avanzaba ni retrocedía, parecía que el tiempo se había detenido.
Ambos estaban demasiado ocupados en asuntos de la corona, compromisos con la corte y nobles. Todo era demasiado, con suerte lograba ver a su esposo durante el día.
Cuando había tocado el tema hace dos noches, justo cuando ambos compartían la merienda, TaeHyung lo miró por unos segundos antes de encogerse de hombros.
"Siempre se trató de esto, es el juego de los nobles, no deberías preocuparte. No aún."
No sabía cómo tomar aquellas palabras, pero algo en su interior lo hacía sentir ansioso.
—Majestad.
Mirando sobre su hombro se encontró con el rostro arrugado y mirada serena del maestro Han, el anciano llevaba varios libros en los brazos, vestía su habitual túnica gris.
—Maestro—asintió en reconocimiento.
—Hay un par de asuntos que necesitamos discutir, majestad—el hombre abrió uno de sus libros—. Esta mañana me reuní con el consorte. He de decir que el rey TaeHyung es un hombre mucho más listo de lo que deja ver.
JungKook asintió, era consiente de ese hecho. No era una sorpresa, no realmente, SeokJin era el hombre más listo en Rikegisk, y TaeHyung había crecido viendo a su primo gobernar y trazar estrategias, SeokJin era el rey que más alianzas había logrado, un rey al que otros habían jurado lealtad. TaeHyung creció aprendiendo de él, era de suponer que sería igual o más listo.
—Eso podría suponer un conflicto en el futuro—el hombre se encogió ligeramente ante la mirada que le dio—. No busco molestarlo majestad, pero creo que es necesario que sepa una cosa.
