Viejos recuerdos dañarán su presente,
así como el dolor de la traición que llena sus mentes
Solo con un amor que ya no parece suficiente
Y la llegada de la guerra que es inminente
¿Será que aquello logrará separarlos para siempre?
Jeon JungKook...
Los preparativos para llevar de nueva cuenta el cuerpo de difunto rey a Giftenkker comenzaron. JungKook tuvo que presentarse a varias reuniones y negociaciones con los pocos ancianos que quedaban con vida.
Acudió como representante de la familia real, pues TaeHyung estaba muy ocupado encargándose del transporte para el cuerpo de SeokJin y los arreglos que debían hacerse para que este no sufriera una descomposición grave antes de llegar a su reino. Sabía que la noticia de la muerte de Jin se esparciria de forma rápida, sería cuestión de un par de días para que rodo Rikegisk lo supiera y no tardarían más de una semana en saberlo en Külmery.
El gran consejo de Solem ofreció un acuerdo para asegurar sus disculpas con el pueblo de Giftenkker, y como recompensa a la familia real, les concedieron gran parte de las tierras que se habían dispuesto para Solem. Formalidades y ofrendas que buscaban calmar la ira de los dioses, o eso es lo que los ancianos habían dicho. El gran maestro ahora estaba muerto pero eso no sería impedimento para que todos hablarán sobre lo que había pasado. Nadie confiaría en el gran consejo por varias generaciones y tras la batalla de SeokJin, tras el juicio hecho por el mismo Günn, nadie se atrevería a desafiar a la realeza.
Pero el costo para que eso se logrará había sido muy alto. SeokJin no sólo era alguien importante, era el pilar más fuerte en Rikegisk y todos lo sabían, era el rey más antiguo, el mas respetado. Su reino era el más poderoso y ahora nadie sabía que pasaría con Giftenkker.
Acordar que Lord Chen fuera nombrado regente fue una buena idea, pero sólo se trataba de una falta de opciones y decisiones apresuradas que habían esperado no tuviera valor pues la idea de perder a Jin parecía irreal en ese momento.
Pero había pasado. Ahora esa era una realidad.
Esa noche sólo pudo pararse junto a TaeHyung, sosteniendo la mano del doncel en un gesto de apoyo. Ambos vieron partir la caravana encargada de llevar el cuerpo de SeokJin de regreso a Giftenkker. Namjoon lucía destrozado cuando subió al carruaje donde descansaba el cuerpo del difunto rey.
No hubo palabras de despedida, ni miradas llenas de dolor, no hubo nada. Sólo el frío de la noche y la oscuridad redeandolos.
Todo parecía un sueño, una cruel pesadilla. Ni siquiera logró conciliar el sueño, pasó la noche despierto bebiendo vino mientras veía a TaeHyung dormir profundamente debido a los jarabes que aún se veía obligado a tomar.
Paso la noche en vela, con su mente llena de ideas y planes, sin SeokJin en medio la gente de su reino, gran parte del consejo y varios nobles, irían directo por TaeHyung. Ya no habría nada que los detuviera, ni siquiera el hecho de que SeokJin murió tras demostrar su inocencia o haber sido defendido por un Dios, nada importaba porque el rey estaba muerto, y muerto SeokJin, dejaba de ser una amenaza para todos.
Así que ahora debía ser cuidadoso y manejar todo con inteligencia. Era hora de dejarse de juegos e ir de forma directa al ataque, no sólo por su bien. Debía proteger a TaeHyung.
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