Sentimientos en conflicto.

54 14 1
                                    

Capítulo 484

KyuJong lanzó un profundo suspiro mientras esperaba, intentando guardar la calma. Entonces tocó a la puerta con delicadeza y dijo: "HongKi, por favor, ábreme. Discúlpame por lo que dije; pero créeme que no era mi intención. Puedo explicarlo. ¿Puedes abrirme la puerta, por favor?".

KyuJong no había tenido la más mínima intención de culpar a HongKi. Solo había elevado su tono de voz porque estaba preocupado por el, un hermoso joven caminando solo durante la noche. Fue un error haberle dicho palabras tan descorteses sin haber reflexionado antes, y no se imaginaba ni remotamente que lastimaría los sentimientos de su esposo.

En la habitación, HongKi continuaba en silencio todo el tiempo. El tampoco sabía qué le estaba pasando. ¿Por qué estaba tan enojado y triste solo por algo que KyuJong le había dicho? Sabía que no estaba molesto con el y que tampoco había intentado regañarlo. HongKi siempre había sido un chico generoso, que nunca había guardado rencor hacia las personas que no habían pretendido herir sus sentimientos. Pero ¿por qué el actuaría así? ¿Porque se trataba de KyuJong?

"HongKi, si no me abres la puerta, me temo que tendré que tirarla y esta puerta no me detendrá si quiero entrar".

Recargado en la puerta, KyuJong intentaba guardar la calma tanto como podía. De hecho, no había dormido bien durante dos días completos. Casi al borde de sufrir una crisis, estaba demasiado cansado como para pelear con HongKi. Solo esperaba que el accediera abrir la puerta y a escucharlo, y después tal vez podría dormir un poco.

"Yo... Estoy bien. No te preocupes por mí. Solo quiero estar solo un rato. Por favor, no me molestes", dijo HongKi entre sollozos entrecortados, intentando reprimir sus ganas de estallar en llanto. Tuvo que inventar una excusa improvisada por si acaso KyuJong entraba por la fuerza, como había amenazado. No sabía cómo enfrentarlo a estas alturas. Su cabeza era un caos; no quería utilizar la culpa ni el recelo para resolver lo que había sucedido entre el y KyuJong.

"¡Estás llorando!", dijo KyuJong, después de escuchar la voz entrecortada de HongKi. Se quedó pasmado por un segundo. Y entonces se puso aún más ansioso. Pensó que HongKi cerró la puerta simplemente porque estaba molesto y no quería hablar con él, por lo que había dicho abajo. No se esperaba ni remotamente que llorara por eso. Había puesto cara de enojo, pero no supo expresarse y más que nada, no había sido su intención regañarlo. Pero... ¿llorar? ¿Por qué?

"No, no estoy llorando. Solo estoy un poco cansado, por la caminata". HongKi se tranquilizó, mientras se secaba las lágrimas del rostro. Fingió ser fuerte porque no quería que KyuJong lo viera como una niño débil y frágil, cuyas palabras la herían con facilidad. Aunque legalmente eran marido y esposo, en realidad eran más bien como dos extraños. No habían tenido suficiente tiempo para conocerse entre sí desde que se contrajeron matrimonio. Tal vez era porque ninguno de los dos tenía la intención más que nada, debido a que KyuJong pensaba en alguien más y HongKi solo accedió a casarse con él para que su hermano no lo enviara de regreso a Francia.

Pero con el paso del tiempo, el corazón de HongKi palpitaba más fuerte cada vez que veía a KyuJong o pensaba en él. No estaba seguro de qué era exactamente ese misterioso sentimiento que su marido despertaba en el. Sin embargo, ya no era un adolescente ingenuo. Sabía que KyuJong pensaba en alguien más y no creía poder enamorarse de él. Se dijo a sí mismo que no estaba llorando porque estaba molesto; que eran solo lágrimas rodando por sus mejillas y que de alguna forma no podía evitarlo.

"HongKi, quiero pedirte una disculpa, por lo que dije allá abajo, y también por el hecho de haberte descuidado durante tanto tiempo. Todo es mi culpa. ¿Pero, puedes darme una segunda oportunidad? Te prometo que tomaré en serio mi responsabilidad como esposo y cuidaré mejor de ti. Y velaré mejor por nuestra relación esta vez, trabajemos en equipo e intentemos vivir juntos como pareja, ¿de acuerdo?". KyuJong ñesbozó una sonrisa forzada ya que no le quedaba opción. Saeng estaba feliz junto a Hyun y su precioso hijo, y él se había casado con HongKi. Ya no podía evitar enfrentar la situación ni sus verdaderos sentimientos, porque era injusto para todos. No estaba seguro de poder enamorarse de HongKi, pero al menos tenía que intentarlo. Incluso si no podía renunciar a Saeng después de todo, podría enfrentarse a sí mismo con honestidad y decir que lo había intentado por todos los medios y no había logrado olvidarlo.

"No estoy enojada con nadie y no tengo nada de qué quejarme. De hecho, solo estoy cansado. ¿Puedes dejarme solo un rato? Solo un rato, por favor", susurró HongKi mientras se levantaba del suelo, tambaleándose para llegar a la cama. No había comido nada durante el día; y debido a la caminata, la inesperada conmoción emocional y todo tipo de pensamientos que emergían en su mente, HongKi se sentía cansado y mareado, como si el mundo entero se derribara frente a sus ojos. Estaba demasiado agotado como para seguir lidiando con KyuJong. Lo único que deseaba en ese momento era tirarse en la cama tibia y suave para dormir plácidamente.

Y lo hizo. En cuanto sintió la tersura del edredón, HongKi suspiró aliviado. Tirado en la cama despreocupadamente, parecía un gatito. Con los ojos cerrados, HongKi podía percibir el sutil aroma a menta que emanaba de la ropa de cama y embelesaba su nariz. Era el aroma natural de KyuJong. Aunque rara vez tenían la oportunidad de dormir en la misma cama porque su esposo siempre estaba demasiado ocupado con su trabajo, de cierto modo con ese olor, HongKi sentía como si hubieran estado juntos desde hacía mucho tiempo en esa casa como una linda pareja.

HongKi se preguntó cuándo se había convertido en una persona tan sentimental. Pero el extrañaba todo antes de su matrimonio. Añoraba a su mentor de París y los desfiles de moda de Milán. Para SunMin era un príncipe y sus otros hermanos; lo mimaban y le daban todo lo mejor para que no tuviera nada de qué preocuparse, excepto de divertirse más y más. También era un talentoso diseñador; viajaba alrededor del mundo para asistir a desfiles de moda y así encontrar la inspiración para crear su propia colección de ropa y accesorios. ¡Qué feliz era antes de casarse! Sin embargo, no se había vuelto a sentir así de dichoso desde que se casó con KyuJong. Recordando sus días de indulgencia, sentía como si hubieran pasado siglos, y como si toda la felicidad estuviera flotando en el aire, allá en la distancia, cubierta de neblina.

Tal vez estaba realmente agotado, o tal vez se estaba diciendo a sí mismo que necesitaba quedarse dormido para ayudarla a olvidar cosas en las que ya no quería pensar. De cualquier modo, HongKi estaba cansado, física y mentalmente. Se quedó dormido de forma inusitada. Solo en sus sueños podía olvidar los pensamientos perturbadores, el fuerte dolor en su corazón y la profunda tristeza que no encontraba salida. Y peor aún, solo en sus sueños, podía evitar afrontar a KyuJong o dejar de pensar en lo que sentía exactamente por él.

Después de escuchar las palabras de HongKi, en lugar de esperar afuera e intentar nuevamente convencerlo de abrirle la puerta, KyuJong decidió respetar sus deseos y darle algo de espacio como quería. Había demasiados problemas entre ellos, y lo que realmente necesitaban era una conversación sentados, cara a cara, en lugar de leerse la mente a través de una puerta cerrada. Guardarse las cosas para uno mismo no les serviría de nada como pareja a largo plazo. KyuJong sabía que necesitaban hablar, pero ahora no era un buen momento. HongKi estaba un poco sensible y molesto, así que era mejor que esperara a que se tranquilizara. Después de haber tomado la decisión, KyuJong se dio la media vuelta bruscamente y bajó las escaleras. Fue directo a la cocina para preparar unos fideos para HongKi y para él. Podía intuir que su esposo no había cenado nada, igual que él. Aunque no estaba seguro si HongKi lo perdonaría y se comería los fideos que había preparado, decidió probar suerte, porque no podía quedarse ahí sentado y dejarlo con hambre, al menos no en su casa.

Un verdadero amor. 3a Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora