Palabras dolorosas.

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Capítulo 512.

"¿Es porque tienes algo que decirme?". La voz de Hyun se estremecía por todas las atenciones. Cynthia había sido muy amable con él. Quizás porque estaba acostumbrado a una vida sin el amor o la preocupación de sus padres, se sintió repentinamente melancólico al ver que alguien lo cuidaba.

"¿Es tan obvia mi mirada?", preguntaba Cynthia con una dulce voz, igual que su temperamento.

"Hay algo que te está molestando, de lo contrario, ¿por qué dejarías solo a mi padre para venir a buscarme?", le dijo con una sonrisa amarga. No era tan narcisista como para sentirse más importante que su padre en el corazón de Cynthia. Estaba bastante seguro de que eso nunca sucedería.

"¿No crees que tú y tu padre son igual de importantes para mí?", decía su madre mientras se sentaba a su lado. Parecía tan agradable y abierta como cualquier otra madre que cuidaba de sus hijos. Pero Hyun no se percataba de la impotencia en su expresión, pues tenía la cabeza agachada.

"Casi nunca pienso en esas cosas, así que nunca me sobreestimo cuando se trata de tu corazón. Ustedes solamente se tienen el uno al otro de todas formas. Y yo soy como un juguete para ti, alguien desechable, que cuando te apetece, juegas con él, y cuando no, simplemente lo llevas al desván y lo olvidas por algún tiempo". Hyun lo decía tranquilamente y con una sonrisa en la cara, como si estuviera hablando de alguien más.

"¡Lo siento!". Cynthia no podía pensar en ninguna otra excusa para justificarse, excepto en esa disculpa. Pero el daño ya estaba hecho. No importaba cuánto intentara remediarlo, ya tenía una cicatriz en el corazón de su hijo.

"¿Por qué siempre quieres disculparte? ¿Sabes qué? No necesito tus disculpas. Ni ahora, ni nunca". Hyun se levantó repentinamente y caminó hacia el armario. Escogió una ropa casual y cubrió con ella su cuerpo. No tuvo el menor pudor al quitarse la bata y ponerse los pantalones.

"Lo sé, a partir de ahora depende de ti". Los ojos de Cynthia se pusieron un poco rojos. Era la primera vez que su hijo le hablaba tan fuerte. Ella era siempre la que recibía amor y afecto de los demás. Y se había sentido muy herida por sus palabras.

"Estoy bien. Ya he pasado la edad en la que necesito que me cuiden. Así que no necesitas hacer nada por mí". Hyun suavizó su tono al mirar que su madre estaba a punto de romper en llanto. Su corazón siempre se volvía blando inconscientemente al mirar su carita triste.

"Yo...", Cynthia se mordía el labio y habló vacilante. Mientras miraba el rostro sombrío de Hyun sin saber cómo continuar. Aquello no era lo que esperaba. Ya que había planeado tener una charla con él. Obviamente, lo había echado a perder.

"Lo siento, perdí la calma. Por favor, no me hagas caso". Se acariciaba el cabello, sintiéndose bastante irritado. No sabía si era a causa de Saeng. Se había sentido muy tenso durante todo el día, pues no recibió ninguna llamada de su esposo. Quería encontrar a alguien con quien desahogar su ira.

"Estoy bien. Solo espero que tú y tu padre puedan llevarse mejor. En realidad, él no es un padre indiferente que no se preocupa por ti en absoluto. De lo contrario, no habría donado tanta sangre para tu cirugía. La cantidad de sangre que dio fue el doble de lo normal".

Cynthia le decía esto no porque quisiera demostrarle algo en especial. Solo quería decirle que no importaba cuánto lo habían ignorado antes, él continuaba siendo su querido hijo. No era que no lo quisieran o que no se preocuparan por él. Solo que eran demasiado sutiles en sus formas de mostrarle afecto.

"¿Qué? ¿Me donó sangre? Mamá, ¿estás delirando? ¿O te sientes mal? ¿Por qué te inventas esa mentira?". Hyun caminó hacia ella para tocarle la frente. No tendría ninguna duda si ese donador del que hablaba hubiera sido ella. Pero en cuanto a Jonathan, jamás creería que haría tal cosa. Pues pensaba que su padre siempre había preferido que él nunca hubiese nacido. Entonces, ¿cómo era posible que le donara su sangre?

"¿Crees que necesito mentirte? Ojalá lo hubieras visto con tus propios ojos. No sabes lo nervioso que estaba en el hospital. Si no fuera porque la enfermera se negó a sacarle más sangre, te hubiera dado hasta la última gota. Solo en ese momento me di cuenta de que en realidad se había equivocado en pensar que no se preocupaba por ti. Solo está acostumbrado a engañarse a sí mismo. Oculta inconscientemente sus sentimientos por ti en lo más profundo de su corazón y no quiere revelarlos. Pero estos sentimientos brotaron cuando estuviste en peligro. Sabía lo que debía hacer desde el momento en que ocurrió ese percance".

Cynthia sabía que su hijo no le creería. Si ella fuera él, también lo dudaría. ¿Cómo podría ser posible que un hombre que siempre fue indiferente a su hijo de repente le mostrara tanto amor?

Un verdadero amor. 3a Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora