Un verdadero amor. 3a Parte.

Todo se desvanece. 2a Parte.

Capítulo 509.

"JaeJoon, ¡cuida tu boca!, o te llevaré a un hospital veterinario para limpiarla. Perro es una palabra más adecuada para ti". JungMin odiaba la forma en que peleaban los donceles, particularmente los que usaban un lenguaje obsceno. Por eso cuando JaeJoon profirió esas obscenidades, sus cejas se fruncieron y su rostro se oscureció. Incluso la sonrisa descarada que tenía ya no estaba a la vista.

"¡Huh! ¡Está bien!, todos lo están protegiendo. ¡Me pregunto si seguirán pensando que es un dios cuando se convierta en un cualquiera!". La risa de JaeJoon sonaba espeluznante. JungMin se sintió incómodo y se le erizó la piel al escuchar ese tono insolente.

"Escucha. No juegues sucio, deberías saber que siempre acabas mal cuando te metes con Hyun. Solo piensa en lo que le pasó a Lin Group. Aun así, ¿sigues dispuesto a correr ese riesgo?".

JungMin pensó que estaba mintiendo, no creyó que le haría algo a Saeng. Aunque JaeJoon sería pan comido para un coronel.

"Las cosas han ido tan lejos, no tengo nada que perder. En cambio tú, por otro lado...".
JaeJoon miró a JungMin con una luz sarcástica en sus ojos. Sus manos tocaron el escritorio que había usado durante muchos años. A partir de ahora, viviría una vida que siempre había despreciado. Ya no todos sus días serían festivos. Era arrogante y tenía todo el derecho de serlo, pero ahora se encontraba en el peldaño más bajo de la escala social. Su padre se enfermaría de nuevo con la noticia. En ese caso, él estaría demasiado avergonzado de verlo.

"No podría saberlo. Joven Jae, es hora de empacar sus cosas y marcharse. Necesito este escritorio para reasignar el trabajo". JungMin sonrió. ¿Realmente el no tenía nada que perder? Perfecto, ahora que estaba decidido, no perdería más tiempo para convencerlo.

"¿Qué puedes hacer si no me voy? Actúan como un grupo de bandidos", JaeJoon apretó los dientes. Estaba acostumbrado a echar a la gente, pero ahora era a él al que estaban echando.

"¿Bandidos?, me gusta ese título. Hoy te mostraré cómo es un verdadero bandido, ¡seguridad, saquen a este hombre de aquí!". JungMin era especial en algunos aspectos, pero la ética y la cortesía no eran lo suyo. Como no le importaban, tampoco los hacía extensivo a otros.

"Joven Jae, lo sentimos. Solo estamos cumpliendo órdenes. Sería mejor que te fueras por voluntad propia, así no nos pones en una situación incómoda". Dos guardias se acercaron a JaeJoon, avergonzados. No lo arrastraron, sino que le pidieron, que se fuera voluntariamente. Después de todo, él solía ser su jefe, quien les pagaba. Como ya no lo era, tenían que seguir la orden de su nuevo jefe para salvar su medio de subsistencia.

"¡Ustedes! ¡títeres!, solían ser mis perros. Ahora se arrastran ante un nuevo dueño, ¡me dan asco! ¡Fuera de aquí! ¡Mantengan sus sucias manos lejos de mí!". JaeJoon miró fríamente a los guardias, estaba furioso.

"JungMin, le pediste a mis empleados que me echaran. Es un malvado movimiento, digno de tu vil carácter. ¡Bien hecho!".

"Joven JaeJoon, te sugiero que no uses la palabra perro. Tienes que saber que a todo perro le llega su día. Nunca sabes, a veces, los que suben como palma bajan como coco. Las cosas cambian todo el tiempo". JungMin frunció el ceño. ¿Era este el supuesto hombre "educado"? ¿El hijo virtuoso de una familia ilustre que la clase alta había cultivado? Al parecer el cultivo había fracasado, porque el hombre que estaba frente a JungMin, obviamente carecía de refinamiento.

"¡Cállate!, no importa cuán patético sea, no tienes derecho a sermonearme. No seas engreído, ya veremos quién reirá último. ¡Me devolverás a Lin Group muy pronto!". JaeJoon no se rendiría fácilmente con Lin Group. No iba a dejar que Hyun obtuviera lo que quería.