Capítulo 36

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—Te ves hermosa —dice Eugene, sentándose sobre la cama. Sonrío y le agradezco, acercándome a él, sentándome a su lado.

—¿Cuándo llegaste?

— Había escuchado que tu madre anunciaría una gran noticia y los rumores de que se trataban de su hija. No creía que fuera verdad. Pero entonces salió aquella bomba inesperada en las noticias—dice, extiende el pan tostado en mi dirección, ofreciéndome pero niego— Punzie me habló para decirme que las cosas andaban un poco locas por acá y veme aquí. Además, ya era necesario honrarte con mi presencia —rio, y el lo hace por un segundo antes de que su expresión se torne seria —¿Cómo te sientes?

—Bien —me encojo de hombros, restándole importancia.

—Elsa...

—Estoy normal. Ni bien, ni mal —miento. Sentía que me consumía en problemas y estrés.

Él suspira —¿Me va a tocar emborracharte para que hables?.

—No seas tonto —le digo, subo mis piernas a la cama y me acuesto sobre mi espalda—todo es un caos—le digo. Eugene se acomoda también, pero no se acuesta, solo se queda sentado con sus piernas extendidas sobre la cama y la espalda apoyada en la cabecera—Mamá mintió. Se metió a mis redes sociales y mintió sobre Adrien y yo. La abuela lo único que hace es decir cosas Contra mí. Mamá y yo hemos tenido una extraña relación desde hace tanto tiempo —tomo aire —Jack es otro asunto y ahora con toda esta mentira de mi madre pensará aún peor —llevo mis manos a mi rostro, cubriendo lo — tanto personas fuera y dentro del instituto han hecho polémica este "noviazgo", unos sabían  que entre Jack y yo había algo. Unos están de acuerdo que sea pareja de Adrien y otro me llaman de malas maneras porque piensan que juego o jugaba con los dos.—le digo en forma de resumen todo lo que ha pasado últimamente,omitiendo el problema que parece resurgir sobre la comida. Froto mi rostro, sintiéndome frustrada. Dejo caer mis brazos a los lados de mi cuerpo—todo parecía ir bien Eugene. Te juro que cuando me dieron la oportunidad de irme a vivir sola y pasar tiempo lejos de ellas pensé que todo se resolvería por arte de magia —río, burlandome de mí misma— y además, me duele la garganta.

—¿Distracción, palabras o solo compañía? —pregunta en un tono dulce. Cierro mis ojos antes de responder

—Solo compañía—respondo. Siento al castaño moverse hasta quedar a mi lado y acostarse.

Solíamos hacernos esta pregunta cuando nos encontrábamos mal y no estábamos seguros de que quería el otro.

¿Quieres que te distraiga? Bien, lo hago. ¿Quieres que te palabras de aliento? Por supuesto. ¿Quieres desahogarte y que yo solo escuche? Claro, en otro momento hablaremos ambos. ¿Me quedo a tu lado en silencio los dos? Está bien, quiero que sepas que estoy a tu lado aunque no hayan palabras de por medio.

Escucho su tranquila respiración a mi lado y abro los ojos. Ambos vemos el techo en completo silencio apreciando la compañía del otro.

Unos toques en la puerta rompen el momento de paz.

—Voy a pasar —anuncia mi madre al otro lado, segundos antes de abrir la puerta. Volteo el rostro al percibir sus pasos. Su rostro muestra una expresión de sorpresa al ver a Eugene aquí, mi amigo no se mueve tampoco, y como yo, solo gira el rostro.

—Eugene —saluda mi madre seria, cuando se recompone de su sorpresa.

—Señora Iduna —el tono de mi amigo es cordial, pero no amigable ni desagradable. Solo neutro.

No era una sorpresa para mí que ellos no se llevaran bien o al menos quisieran tener un trato entre ellos.
Eugene es mi mejor amigo, mi confidente y sabe muy bien sobre varios aspectos de mi vida, tantos buenos, como malos. Y ella sabe:  por todo lo hecho y no hecho estos años que no sería la persona favorita del castaño. La razón por la que no espero ningún comentario sobre la mala imagen que daría que esté en esta habitación sola con Eugene, siendo el famoso Adrien "mi novio"  es debido a que Eugene ha sido mi mejor amigo desde que era muy pequeña y sé que mi madre sabe que él ha estado para mí más de lo que ella lo ha hecho. Cualquier comentario negativo que pudiera tener sobre Eugene, sería puesto en una discusión que no estoy dispuesta a perder.

—Te necesito abajo —me dice, tratando de ignorar la presencia del castaño.

—¿Debo hacerlo? —pregunta con voz débil —esas personas van a preguntarme sobre lo de Adrien y no quiero mentir pero tampoco creo que quiera decir lo que en realidad pasó —mamá se pasa ligeramente la mano por el cabello.

—Creo que puedo inventar una excusa. Has hecho suficiente por hoy —me sorprendo al escucharla acceder tan rápido, abro la boca confundida y de reojo noto que Eugene frunce ligeramente el ceño. Se dirige a la puerta y antes de que la cierre tras de sí, hablo.

—Mamá —la llamo y me regaño mentalmente— digo...eh...—trago saliva. Llamarla por su nombre era algo extraño. Sin embargo me había dejado en claro que no quería que la llamara "mamá"—yo solo...gracias —ella asiente.

—Gracias a ti Elsa —dice en voz baja antes de cerrar la puerta e irse.

—Eso fue fácil —digo, aún sorprendida.

—Sí...—mi amigo se encuentra en la misma situación que yo, asimilando
—oye...¿Qué fue eso de llamarla "mamá" y luego —lo interrumpo.

—Nada importante—me apresuro a levantarme,antes de que diga algo tomo su mano y aplico toda mi fuerza para levantarlo—ahora que no me necesita más por hoy, nos iremos de aquí.

—¿A dónde? —sé que el tema queda pendiente por hablarlo. Pero por el momento no quiero hacerlo y espero Eugene entienda eso. La verdad es que decirle a alguien, incluso a mi mejor amigo que mi madre me había prohibido llamarla como tal, era vergonzoso, demasiado —Quiero pastel, helado y...hamburguesas—dice

Mi estómago ruge  y esta vez, aunque un poco dudosa, decido saciar mi hambre.

—Bien, eso será —me acerco a la pequeña maleta que contenía mi ropa y voy al baño para cambiarme rápidamente. Cuando saldo tomo una gorra de todos los accesorios que habían traído para elegir que ponerme—soy famosa ahora—fanfarroneo en broma —debo cubrirme para pasar desapercibida.

Rio por mi propia broma y esta aumenta el ver a Eugene colocarse una peluda bufanda de color rosa chillón al rededor de su cuello, la enrolla hasta que esta tapa su boca y nariz.

—Soy muy guapo, las chicas pensarán que soy algún modelo y se querrán acercar—guiña un ojo —es mejor prevenir.

Pongo mi mano derecha en mi cintura, quedando en forma de jarra, Eugene se acerca hasta mí entrelazando su brazo con el mío y ambos caminamos hasta la puerta con pasos largos y una postura exageradamente recta.

—Misión pasar desapercibidos comienza ahora —susurra cuando estamos fuera de la habitación y cerramos la puerta,me rio y el pone su dedo índice sobre sus labios —cállate —me reprende y aprieto mis labios para no reír.

No sé cómo puede estar tan serio.




No soy solo una cara bonita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora