Capítulo 58

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—¿Rapunzel qué pasa? Me estás asustando —dice Elsa. Los tres entramos a una habitación. No es la de huéspedes, además, está tiene un toque más personal. Me encargo de cerrarla y avanzamos hasta quedar enfrente de la cama.

Rapunzel no contesta y Elsa voltea a verme, buscando una respuesta. Podía darcela pero la rubia era quién quería hacerlo.

Aún no entendía porque estaba tan nerviosa por contarle a la platinada ¿Qué tenía que ver ella en esto? Entendía qué pudiera enojarse por lo que Rapunzel me hizo. Pero eso quedó en el pasado.

Me sorprendo a mí mismo diciendome esa frase tan natural. Lo que para mí parecía imposible de superar, ahora simplemente era algo del pasado.

—Te juro que lo siento. Enserio lo siento—Rapunzel dice . Elsa la ve confundida. De la confusión pasa a la preocupación cuando ambos vemos que cuerpo de la rubia empieza a temblar ligeramente. Asumo que se debe a los nervios.

Mierda. Yo también estaba confundido. Le daba vueltas y vueltas al asunto, pero no encontraba forma de que esto pudiera afectar de tal manera a Elsa, a Rapunzel y a su amistad.

—¿Podrías explicarme, Punzie? No te entiendo—la platinada se acerca a la rubia rápidamente y pone sus manos sobre los hombros de la ojiverde que parece que está demasiado nerviosa de un momento a otro—Dime. De acuerdo ¿Qué sucede? —vuelve a preguntar con voz dulce. Tratando de calmar a su amiga. Desliza sus manos  arriba y abajo de los brazos de Rapunzel, en modo tranquilizador.

—H-hans—es lo primero que logra pronunciar Rapunzel, se aclara la garganta y vuelve a hablar— se trata de Hans —las manos de Elsa se detienen abruptamente sobre los brazos de la rubia.

—¿Qué sucede con él?—pregunta con sorpresa.

—Y también...también sobre mí y...—toma una profunda respiración antes de seguir—y sobre Jack—Elsa voltea a verme sobre su hombro. La preocupación reflejada en todo su rostro. Abro la boca para hablar, pero no tengo idea de qué decir en este momento. ¿Quién era ese tal Hans del que hablabán? ¿Qué tenía que ver conmigo?

—¿Qué sucede con él? —repite Elsa—¿qué sucede con Hans?

La rubia no responde.

—¿Rapunzel? —Elsa insiste. Quita sus manos del cuerpo de la rubia.

—Lo primero que debes saber es que realmente lo siento. Lo lamento—le dice, ahora su voz es más estable a pesar de que puedo notar que sus manos tiemblan ligeramente a sus costados. Se ha tranquilizado un poco pero no porque realmente esté calmada. Sino porque necesita hacerlo. Necesita calmarse y estar firme para aquello tan importante que debe confesarle a Elsa, que estoy más que seguro que va más allá de lo que me hizo a mí—lo segundo es que...—sus ojos se desvían hacia mí solo un segundo para luego volver a Elsa—Jack y yo fuimos novios.

Me quedo paralizado en mi lugar. Suponía que se lo diría pero... no lo sé. No pensé que esa confesión fuera a sumirnos en un aura  tan tensa en incómoda. Es decir, lo supuse, pero esto supera lo que imaginé. Y me digo a mí mismo lo mucho que me hubiera gustado decírselo a Elsa mucho antes.

—¿Qué? —pregunta Elsa a la rubia, inmediatamente se voltea en mi dirección—¿Qué? —repite, esta vez haciéndome a mí la pregunta. Sus ojos estudian mi reacción. La confusión, sorpresa e incredulidad en su mirada. Asiento. Ella vuelve la mirada a Rapunzel. La rubia asiente y Elsa parece creerlo por fin.

—Pero...¿Cómo?¿Cuándo? Tú no me dijiste nada, me lo ocultaste—acusa a Rapunzel —y tú me mentiste—se gira, viéndome indignada—me dijiste que nunca antes habían hablado y ahora resulta que fueron novios.

No soy solo una cara bonita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora