No soy solo una cara bonita

Capítulo 38

¡Santo Dios!

Abro mis ojos con sorpresa cuando me doy cuenta que cierta cantidad de personas viene hacia mí. Mi primera reacción es ver hacia atrás al pensar que iban en busca de alguien más pero mi duda se desvaneció en cuanto unas cuantas chicas dijeron mi nombre.

Era más que obvio el motivo de la avalancha que se acercaba cada vez más a mí. ¿Enserio significaba tanto ser la hija de Iduna Snow? O ¿la (supuesta) novia de Adrien Agreste?
Ellos sabían la respuesta: sí.
Yo sabía la respuesta, incluso antes de que se mostrara al mundo que yo tenía relación con ambos: sí.

Y esto...era una muestra más de la influencia de mi madre y Adrien en las personas.

Algunos alumnos que recién entraban al instituto pasaron de largo por mí lado,, viendo confusos la marea de gente que se aproximaba. Por instinto, doy un paso atrás y al segundo siento el hombro de alguien apenas rozar con el mío. La persona pasa por mi lado y por el rabillo del ojo noto su inconfundible cabello blanco. Mi intención es alzar el brazo para tocarlo y girarlo hacia mí o, dirigirle la palabra. Sin embargo, me quedo callada y quieta cuando es él quién voltea su rostro hacia mí y habla.

—Parece que tienes algunos admiradores —su expresión es seria, su voz es neutra, y sus ojos me dirigen la misma mirada que me daba cuando empezábamos a conocernos. Fría, distante, desconfiada y a la defensiva. Antes de que pueda abrir la boca y decir algo, Jack gira el rostro al frente y sigue su camino, perdiéndose entre los demás estudiantes.

Veo a la gente rodearme y llenar el ambiente de preguntas  pero soy incapaz de responder si quiera a una, entonces siento una mano tomar mi brazo con fuerza y arrastrarme fuera de aquel círculo de personas.

—¡Hey, Anna! —exclamo con una sonrisa mientras me jala por los pasillos y dejo que me lleve sin oponer resistencia—oye, gracias—digo y ella aprieta un poco más mi brazo.

Me empuja dentro de un salón de clases vacío y volteo a verla, mientras ella cierra el salón.

Borro mi sonrisa al ver su expresión.

—Cállate —dice.

—Yo...no iba a decir nada.

—Pues lo haces ahora—se cruza de brazos —  No te acerques a Jack —suelta—no te  quiero cerca de él ¿de acuerdo?

—No —es lo único que sale de mi boca —disculpa pero no.

—Le dije que ustedes volverían a hacerlo. Le dije que tuviera cuidado contigo—frunzo el ceño, confundida —eres igual a ella —menciona con tono despectivo — Jack es demasiado bueno para personas como tú.

—¿Quién es " ella" ?

—No puede ser que no sepas —niega, pero al notar mi obvia confusión vuelve a hablar —¿Enserio no lo sabes?

Niego y ella ríe

—No importa —hace Un ademán con su mano, restándole importancia —saliste igual de mentirosa—se hace a un lado, girando la perilla de la puerta y la abre—no te acerques a Jack, no lo jodas más— sale y voy tras ella, pero me detengo aunque ella sigue su camino.

Doy media vuelta, pensando en las palabras de Anna, la confusión crece en mi interior y sus palabras duelen  al caer en cuenta el daño que pude causarle al peliblanco con todo lo sucedido últimamente.

Y por eso, exactamente por eso, debo hablar con él y explicarle todo.

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Suspiro con cansancio e irritación.

—¿Besa bien?

—Es obvio que besa bien, Mariana—dice la chica a su lado, la pelinegra empuja a un lado a la tal Mariana y se sienta frente a mí—¿Qué sucede con aquel...—se queda callada mientras trata de recordar, está apunto de hablar cuando alguien la interrumpe.