Capítulo 69

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Siento a Jack tensarse a mi lado al escuchar el nombre de la persona frente a nosotros. Hans da otro paso más acercándose, pero el peliblanco jala de mí hacia atrás para mantenerme alejada del pelirrojo.

Una sonrisa se abre paso en el rostro de mi ex novio, esa maldita sonrisa la conocía bien y solo me revolvía el estómago.

—Que linda estás—me recorre sin pudor de pies a cabeza, me remuevo incómoda ante la intensa mirada que escudriña cada parte de mi cuerpo—no has cambiado mucho, sin embargo, sí que estás más guapa—Se detiene más tiempo del debido en mi escote, antes de que yo pueda decirle que se detenga Jack interviene.

—Los ojos los tiene arriba, idiota—gruñe.

Hans parece que por primera vez en la noche, repara en su presencia y le dedica una mirada socarrona.

—¿Y él? —me pregunta sin apartar la vista del peliblanco—¿por qué no me lo presentas? —asiento volteando a ver a Jack, quien no aparta la mirada del pelirrojo.

—Él es Jack, mi novio—con mi dedo pulgar acaricio el dorzo de su mano en un intento de querer tranquilizarlo, no sabía que pasaba por su mente en estos momentos pero su expresión no era nada amigable.

—Un gusto, soy Hans —le extiende la mano—su ex novio—Jack no corresponde el saludo y Hans aparta la mano tratando de no rodar los ojos—¿qué pasa amigo? No pienso robártela, a menos que ella quiera, claro—sus ojos se encuentran con los míos, noto un rastro de molestia en el rostro de Hans al verme rodarlos por escuchar sus estúpidas palabras.

—Créeme, ese no es mi problema contigo—dice mi novio con molestia. Hans alza una ceja ante su tono de voz antes de soltar una corta carcajada.

—No me digas que le contaste—sus ojos vuelven a mí—¿tan difícil te resulta superarme? —se acerca otro paso pero esta vez me quedo en mi lugar y no dejo que Jack me aparte, no quería que Hans pensara que yo aún le tenía miedo—dime, ¿le contaste la verdadera versión, o aquella en dónde tú eres la pobre víctima?—dice con fingida lastima, Hans es de mi misma altura, por lo que cuando está lo suficientemente cerca como para querer salir corriendo lejos, no tengo que levantar o bajar el rostro, sus ojos se topan con los míos y en ellos puedo ver la diversión que esto le provoca. Era de suponer que en tan poco tiempo él no iba a cambiar nada, solo esperaba que no se hubiera vuelto peor.

Inclina su cuerpo hacia adelante, pero es más cercanía de la que puedo aguantar así que obligo a mi cuerpo a reaccionar y empujo uno de su hombros para alejarlo de mí.

—Ah, sigue siendo exactamente igual. Que recuerdos —lleva una mano a su pecho, como si esos recuerdos fueran algo bonito.

—Cállate, Hans. Déjame en paz—le digo con molestia. Hans trata de acercase de nuevo pero Jack da un paso adelante confrontándolo.

—Uy—exclama con burla el pelirrojo.

—Te dijo que la dejaras en paz—espeta.

—Jóvenes, por favor—esta vez interviene el mesero. Lo agradezco al empezar a sentir un molesto dolor en la cabeza. Este trata de hablar con Hans sin embargo, él no le pone atención al mesero y únicamente se aleja cuando lo amenaza con sacarlo del restaurante.

—Está bien, Jack. Vamos a sentarnos—lo animo.

Minutos después, él trata de distraerme platicando pero yo solo finjo escucharlo. Desvío la mirada de sus ojos un momento para encontrar la verde mirada de Hans al otro lado de la estancia. Regreso la vista al instante e interrumpo la plática de Jack.

—Tengo que ir al baño, ya vuelvo—dejo un beso sobre sus labios cuando me levanto y busco con la mirada el baño, lo hallo rápido y camino con apuro hacia estos.

No soy solo una cara bonita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora