No soy solo una cara bonita

Capítulo 7

—Creo que no debí comer mucho—Elsa hace una mueca.

—Tú e Hiccup son como niños pequeños, les dije que no se atiborraran y lo hicieron —me encojo de hombros.

—Que cariñoso Jack—rueda los ojos.

—Te recuerdo que la que dijo que no podíamos besarnos fuiste tú —le recrimino.

—Porque somos amigos ¡Amigos! Se supone que vamos a conocernos y que sea de esa forma me parece buena idea, los amigos no se besan.

—Bueno si así lo quieres.

—Agh, enserio que tu cariño me empalaga.

Me rio.

—¿Sabes? Olvida lo que dije por un momento —junta sus dedos índice y pulgar dejando una leve distancia entre sí.

—¿De qué hablas? —me hice el tonto.

—De qué te ves muy lindo justo ahora y quiero juntar babas contigo.

Suelto una carcajada. Elsa me ve con los ojos entrecerrados para luego soltar una risa.

—Entonces...? —pregunto y Elsa me atrae por el cuello de la camisa.

Siento la suavidad de sus labios y saboreo su dulzura. Desde aquella primera y última vez hasta ahora no lo hacía. Y aunque quise hacerlo miles de veces, respetaba su desición, al principio creí que lo decía en broma y me dejó en claro que no.

No me negué, si así quería así lo haríamos, por una parte estuve de acuerdo.

Pero ahora que vuelvo a sentir sus labios contra los míos no sé si pueda seguir cumpliendo con lo anterior.

Nos separamos un momento para tomar aire y luego seguir. Mi lengua traza su labio inferior y tiro suavemente de él, noto como Elsa trata de reprimir un suave jadeo pero falla en el intento.

Aunque me sorprenda a mí mismo, no solo es el contacto físico es algo más que  hace el beso especial. No sabría decir el qué.

Luego de unos grandiosos segundos más nos separamos por completo.

Ella me sonríe y antes de que vuelva a su lugar la tomo del brazo y la atraigo a mí. La acomodo entre mis brazos y ella deja que lo haga.

—¿Quieres ver algo? —pregunta jugando con el mando de la televisión.

—Lo que sea —beso su cabello—Esa se ve interesante.

—Esa será —la pone y se mueve, por un instante pienso que se va a alejar, al contrario y para mi alivio acomoda su cabeza en mi pecho y cerca de la misma reposa su mano, me recuesto un poco en el sofá para que ambos estemos más cómodos y la estrecho entre mis brazos.

No puedo evitar que una sonrisa aparezca en mi rostro.

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—Me sentía mal, resfriado—Anna se encoge de hombros sonriendo forzadamente.

—Ow, lo siento—dice Elsa —Si necesitas algo puedes decirme

—Ah...sí. Ya veré —noto como la pelirroja desvía la mirada—Bueno debo irme. Adiós —y sin más se va.

Elsa ve con una mueca el lugar por donde Anna se fue.

—¿He hecho algo? —pregunta y sé que se debe al cortante comportamiento de mi amiga.

—No, claro que no—Ella me ve no muy convencida

—Quizás sí y no me dí cuenta y...—la interrumpo alzando su barbilla y plantando un pequeño beso en sus labios.