Capítulo 3

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—No va a matarte, ya deja de ser tan exagerado.

—Tú no la conoces.

—¿Y tú si?

Bufo y me ajusto la mochila

-Lo más probable es que al llegar a su casa ya tenga preparado miles de bromas.

—O no

—Ni siquiera sé porqué estoy yendo, yo solito cabo mi propia tumba.

—¡Ya basta Jack! Deja de ser tan paranoico. Es solo una chica que tiene que hacer un trabajo contigo, y ya comprobaste que es cierto.

—Si y hasta traté de cambiar de pareja pero noooo. Al parecer todos quieren llevarme a la horca.

—Bueno, tu hermoso y supuesto infierno te está esperando —sonríe con burla mientras vemos a Elsa parada a unos centímetros de nosotros.

Ella aún no nos ha notado por lo que me doy la vuelta dispuesto a irme, cuando escucho a Hiccup llamar a la platinada.

Irritado me volteo, viendo como Elsa se acerca con lo que aseguro es una sonrisa llena de maldad.

—Hola Hiccup.

—Elsa—este le sonríe de vuelta.

Yo lo veo con el ceño fruncido ¿Por qué se deja engañar por el enemigo?

—Jack—ella hace un asentimiento de cabeza a mi dirección.

—Elsa—digo, sin molestarme en ocultar mi fastidio.

—Veo que tu humor sigue igual — comenta aún con una sonrisa.

—Disculpalo, está en sus días.

Si es que es posible frunzo más el ceño ¿Ahora une alianzas con el enemigo? Esto si es traición.

Elsa ríe e Hiccup se le une, yo solo ruedo los ojos.

—Bueno... Listo Jack?

—Sí claro ¿no me ves la cara de emoción?

—Perfecto, entonces vamos —dice  ignorando por completo mi sarcasmo, con una agitación de mano despide a Hiccup  y se va.

—Me cuentas que tal estuvo tu infierno.

—Bien... Sube — yo alzo las cejas al verla en el asiento de piloto.

Creo que su plan A, es matarme antes de llegar a su casa.

—Ay porfavor, no puedes juzgar cada cosa que voy a hacer sin saber nada. — reclama al ver mi cara de duda.

Con un suspiro  me adentro al carro.

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—Bien...no estuvo nada mal ¿verdad? —dijo con orgullo.

Y para mi sopresa, no, no lo estuvo, de hecho no sentí en ningún momento que mi vida corría peligro, el problema es que no sé si en esa casa tenga la misma suerte.

Me encojo de hombros como respuesta.

Ella me guía y yo no puedo hacer más que observar el lugar.

No es una mansión, pero en definitiva más grande que mi hogar.

Se podría decir que es una normal casa grande, de dos niveles, incluyendo lo que parece ser una terraza, sino fuera por la elegante y sofisticada decoración. La dimensión de cada habitación y el jardín bien cuidado y extenso.

Si bien no son millonarios, tienen dinero suficiente.

—Bien, aquí está la laptop.—dice Elsa sacándome de mi admiración.—¿Quieres comer algo antes de empezar?

No soy solo una cara bonita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora