Capitulo 1. Parte 2

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Desperté alrededor de las 5:30 de la mañana del 8 de septiembre. El cuello me dolía como si un troll hubiera decidido aplastar mi cuello. La noche anterior había decidido que intentaría esperar a que mi amiga Daphne regresara, quería estar ahí para felicitarla o consolarla, pues ese era mi trabajo, cuidar de mis amigos (Daphne, Astoria, Draco y Zabini) sin importar que. Pero al final el sueño me venció, llevaba ya muchos días sin dormir bien así que me fue imposible caer dormida.

Le agradecí a Merlín y a todos los magos por haberme despertado en un momento donde no había nadie en la sala común. Con mi varita hice flotar a la manta que había aparecido sobre mi cuerpo, pues yo estaba segura que no había llevado ninguna.

A medio trayecto me encontré con Draco a quien se le veía más animado que de costumbre – Buenos días hurón – Saludé yo intentando quitarle la sonrisa que en su rostro llevaba.

Buenos días Pansy – Fue ahí donde me di cuenta de que algo andaba mal, Draco Malfoy nunca se comportaba tan amable tras escuchar que se le era llamado "hurón" – Hoy será un gran día Pansy. Por cierto, Umbridge quiero que hables con ella antes del desayuno, quiere saber tu respuesta. Espero que tomes la decisión correcta – Draco tomo mi mano libre y dejo un beso en mis nudillos. Un gesto que me alarmo, algo iba a pasar y sabía que no sería algo bueno.

En el cuarto me encontré con una Daphne dormida, no quise molestar a mi amiga, así que solo me dediqué a alistarme para tener la conversación con la maestra Dolores Umbridge.

A las 6 en punto comencé mi andar rumbo a la oficina de Umbridge. Durante todo el trayecto me fue imposible no pensar en las infinitas posibilidades que podían salir de la plática que iba a tener con la maestra. El no saber que se traía entre manos la profesora me desesperaba, pues sin esa información no sabía como actuar; lo único que sabía con total certeza es que si aceptaba tomaría el rol que naturalmente lleva un prefecto – Pero hay algo más, debe haber algo más – Me dije a mi misma. Ese pensamiento me acompañaba, sabía que no iba a ser una simple prefecta, sabía que tendría que hacer algo en particular, algo que la maestra no le podía pedir a los demás prefectos, algo que exclusivamente podría ser cumplido por miembros de sangre pura de Slytherin – Los hijos de muggles...que estúpida – me regañe al tardar tanto en darme cuenta en lo obvia que era la intención de la perra de Dolores del culo Umbridge.

Pero en ese momento otra encrucijada se abrió, el haberme dado cuenta de lo obvio no me ayudo a tomar una decisión, pues si aceptaba me tendría que olvidar de intentar cualquier cosa con mi leona de ojos de chocolate, no podría ni acercarme a Hermione Jean Granger sin miedo a recibir un hechizo; pero, si aceptaba, sabía que tendría una forma para cuidar de mi leona pues era lógico que ella y sus amigos, más temprano que tarde, terminarían haciendo algo imprudente en contra de la maestra Umbridge, y ahí podría estar yo para ayudar, desde las sombras, desde el corazón del enemigo.

Buenos días señorita Parkinson – La insoportable voz de Dolores Umbridge retumbo en mis oídos. Me vi sorprendida al encontrarme dentro de la oficina de la profesora. Tan hundida en mi debate mental estuve que no me di cuenta de que seguía caminando – Supongo que ya tiene una respuesta.

Así es profesora – Comente yo con mi voz más neutra posible, todo un logro pues por dentro estaba furiosa – Acepto su oferta, profesora.

Quise ser lo más franca posible, no quería pasar más tiempo del necesario hablando con la profesora. En el rostro de la mujer una desagradable sonrisa apareció – Me alegra contar con usted señorita Parkinson. Sé que serás un valioso activo para nuestra causa. Puede retirase, el anuncio oficial será pronto, así que espero que este preparada para cumplir con su labor.

La conversación entre nosotras dos murió así de rápido, yo no tarde mucho en salir de la habitación, tome rumbo al comedor, maldiciendo mi suerte, yo no quería tener que privarme de la posibilidad de hablar con la chica que me gustaba, yo no quería tener que estar pensando en un plan en caso de que todo se fuera a la real mierda. Y fue en aquel momento, donde, por primera vez, en medio de uno de los tantos pasillos del colegio más importante de toda la comunidad mágica, cuestione mi estatus de sangre y me hice una pregunta que, de ser escuchada por cualquier mago o bruja, me otorgaría un boleto directo a San mugo – ¿Si fuera una muggle...la vida sería más sencilla?

Serpientes Valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora