Capitulo 2-Demasiado.

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Llegue a mi sala común con la esperanza de ser recibida por nada más que la soledad, que el silencio me saludara y la penumbra me guiara hasta mi cuarto, donde dormiría como un bebe, olvidándome de la peligrosa travesía que comenzaría. Pero mis esperanzas fueron lapidadas por la presencia de una persona que conocía desde niña. Draco Malfoy se encontraba sentado en el sillón que daba de frente a la puerta por la cual acababa de entrar. Sus cenizos cabellos brillaban por el fuego de la chimenea que era la única fuente de luz del lugar. Intente pasar inadvertida aprovechando que su mirada se veía perdida, como si no estuviera prestando atención a su alrededor.

No te entiendo Parkinson – Mi sigilosa huida fallo de forma estrepitosa – Enserió que no.

Creo que no te deber preocupar en comprenderme, Malfoy – Salte ahora yo en defensa – No soy tu prometida para que tengas que hacerlo.

¿Por qué te arriesgaste con el señor tenebroso si desde el año pasado que no me diriges la palabra? – Cuestiono el chico de cabello dorado.

Me tome un momento para meditar mis opciones. No quería tener una discusión con el hurón antes de dormir. Pero entendía que Malfoy necesitaba explicaciones por más vagas que fueran – Hice una promesa Malfoy. Te prometí a ti, a Daphne y a Tori que los cuidaría. Es eso lo que estoy haciendo, Malfoy.

Como si fuera un desquiciado o estuviera sufriendo un ataque de nervios, el chico comenzó a reír – No me jodas Parkinson – Llevo su mano a su cabello y lo comenzó a despeinar con furia – ¡¿Enserió quieres que me crea que te ganaste un puto cruciatus por una estúpida promesa de niños?!

Para mí no solo fue una promesa de niños – Aquello me había dejado más que enojada, mi voz así lo dejo ver – Cada puto año nuevo, me tomo mi tiempo...repaso mis promesas, descarto aquellas que ya no puedo mantener, modifico las que lo necesitan y restauro aquellas que mantendré tal cual están – Tome unos cuantos segundos para calmarme y evitar terminar despotricando – La promesa de cuidarte, Malfoy, nunca la he cambiado. Nunca.

Entonces te estás jugando la vida...¿solo para cuidarme? –.

Tan arrogante como siempre – Me burle aun sin dirigirle la mirada. Comencé a pensar en mi hermana (no de sangre, pero si de alma), en Daphne, la recatada chica que a la que le encantaba la primavera y que gustaba de tocar el violín en la soledad de su cuarto mientras soñaba con formar su propia familia, siendo ella una madre ejemplar; luego apareció Astorias, la pequeña Tori, la niña orgullosa cual buena serpiente, mucho menos recata que su hermana, que disfrutaba como nadie de pintar y que añoraba la idea de algún día poder hacer feliz a las personas con sus cuadros que reflejaban lugares tan hermosos como ninguno otro, la chiquilla era la artista de la familia. Por ultimo pensé en Hermione, la leona que podría enfrentar al mismo Voldemort con tal de proteger a sus amigos, la chica que soñaba, o, mejor dicho, aspiraba a ser la primera nacida de muggles en volverse ministra. Una meta de la cual, yo ya en aquel entonces, sabía que conseguiría. Todas esas personas estaban en peligro (sus sueños lo estaban también) y si yo podía hacer algo para protegerlas, lo haría así me costara la vida – Tengo otros motivos aparte de salvarte el culo – Me comencé a alejar, la situación estaba al rojo vivo y alguno de los dos iba a terminar explotando – Los descubrirás cuando llegue el momento. Por ahora solo concéntrate en tu tarea, mientras yo me encargo de que no te atrapen.

Serpientes Valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora