Capitulo2-Comunidad.

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Tierra llamando a Lovegood – La nombrada pego un brinco del susto al escuchar que alguien muy cerca suyo le llamaba – Tranquila gaviota.

Los ojos de Luna se enfocaron en el cuerpo de una serpiente pelinegra – Pansy, que susto me has dado – Regaño la albina.

No es mi culpa que tu estuvieras más en las nubes que de costumbre – Se burló de forma amistosa la pelinegra – ¿Te encuentras bien? – Dijo ahora un poco más preocupada – Te vez roja ¿Has tomado demasiado sol? ¿Demasiado frio quizás? – Pansy Parkinson entro en su modo medimago, lista para recetar alguna pócima.

No, no hace falta – Luna intento tranquilizar a la mayor – Solo estaba pensando en Daphne y supongo que me termine sonrojando – Una sonrisa traviesa apareció en el rostro de la única hija de los Parkinson, lo cual altero al águila, pues sabía que le esperaban unos cuantos minutos llenos de bromas – Lo mejor es que salgamos ahora, antes de que se haga más tarde.

Ambas chicas habían acordado salir de expedición por el bosque durante el segundo viernes tras el inicio de clases. Las dos se encontraban más que preparadas para la expedición, Luna llevaba todo lo que pudieran necesitar para atender necesidades básicas (comida, agua, material sanitario, etc.) junto con material de referencia para las diferentes criaturas que podrían encontrar, junto con un mapa del bosque elaborada por las dos. Por su parte, Pansy Parkinson iba preparada con un sinfín de pócimas junto con el material necesario para hacer trabajos de curación rápidos, también llevaba material útil para hacer algún refugio improvisado, por si el clima decidía hacerles una putada o si tenían un gran inconveniente.

Bien, concuerdo – La pelinegra decidió darle paz la chica de soñadora mirada – ¿Tienes todo listo Lovegood?

Luna saco una libreta de color negro, demasiado formal para ser algo escogido por el águila – Sip, tengo todo a menos que los nargles hayan decidido esconderme algo – Lo último lo había dicho en susurros.

Así comenzaron su travesía por el bosque, ambas tenían la idea de llegar a un claro que la Ravenclaw había encontrado, uno donde muchas criaturas tendían a ir siempre que se acercaba la luna llena, aquella noche iba a ser una de luna llena y estaban emocionadas por saber que criaturas podrían encontrar. El trayecto les tomaría aproximadamente una hora para poder completarlo, aunque ellas tardarían un cuarto de hora más en llegar, pues tenían pensado tomar un descanso de quince minutos a la mitad del trayecto, solo para no llegar agotadas al claro.

El trayecto hasta su punto de descanso fue muy silencio, Luna iba concentrada en el mapa y en su brújula, mientras que Pansy iba en alerta casi máxima, con la varita desenfundada y preparada para defender al águila de cualquier peligro que les pudiera atacar. No fue hasta que llegaron a su punto de descanso cuando las platicas comenzaron.

Sabes Lovegood, me parece extraño que no hayas invitado a Daphne – Comento mientras observaba de reojo a la menor intentando identificar cualquier reacción que fuera lo suficiente clara para decirle algo – Entiendo que Daphne no es precisamente una chica de campo, pero sabes que le hubiera encantado acompañarnos.

Tienes razón Parkinson – Dijo la rubia adelantándose a la pregunta que intuía, se aproximaba, Pansy sonrió por saber que sus sospechas eran ciertas – Necesito un consejo tuyo, con respecto a Daphne.

Con mucho gusto. Dime Luna ¿Qué puede hacer la princesa de las serpientes por ti? –.

Luna rodo los ojos por la finjida arrogancia de su amiga – Daphne...ella... – Necesito la rubia tomarse un segundo para calmar su agitado corazón – ¿Crees que a ella le interese ser mi novia?

Escúchame bien Lovegood – Pansy giro hasta quedar frente a la rubia, levanto bien su mentón y vio fijamente a los ojos grises de la águila – Llevo días escuchando a la estúpida rubia de bote de mi amiga decir lo mucho que te quiere y cuanto le gustaría pasar el resto de sus días contigo – La serpiente dejo escapar una carcajada al recordar la historia que estaba a punto de contar – Joder que incluso dormida dice que te quiere – Las mejillas de Luna se tiñeron de rojo, un rojo más suave que aquel que tiene cuando se avergonzaba, era un sonrojo de tonta enamorada – Ella te ama y si aún no te ha pedido que sean pareja es porque probablemente está asustada – La menor quiso preguntar algo, pero la serpiente se adelantó – Somos serpientes Luna, somos muchas cosas, pero no valientes.

Serpientes Valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora