Capitulo 2 - Inusual.

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No le dije nada a nadie. De mis labios no salió ni una palabra que diera a entender que recibí la marca, de misma manera, le suplique de rodillas a Snape para que no comentara nada. Lo cual fue incomodo, lo hice el día siguiente a mi regreso de ser marcada, tras abandonar mi escondite y aprovechándome de que todos estarían ocupados viendo el partido entre mi casa y la de los leones, recorrí a libertad todo el castillo, hasta que encontré al profesor en las mazmorras, cerca de nuestra sala común.

Profesor – Capte la atención del maestro – Necesito hablar con usted profesor.

Ambos caminamos hasta su despacho, en silencio, para sorpresa de nadie. Snape no me había dirigido la mirada en ningún momento del recorrido y no lo hizo hasta que llegamos a la seguridad del cuarto silenciado mediante un hechizo.

Nunca me espere algo así de usted Parkinson – Comenzó fuerte, el comentario sin necesidad de llevar un insulto me dejo una herida en mi – Actuando tan imprudente como los estúpidos leones. Espero que entienda que yo no puedo ayudarle en... – Las palabras murieron al volver a mirarme, yo me había puesto de rodillas en el suelo, algo que ninguna serpiente haría, algo que yo nunca me imaginé haciendo – ¿Señorita Parkinson?

Profesor...solo le pido que no le diga a nadie...por favor – Mi voz sonaba apenas como un susurro – Es lo único que le pido, le prometo que no le causare más problemas.

Antes de que pudiera reaccionar, me puse de pie y salí del despacho, ya había terminado todo lo que necesitaba de Snape ya lo demás dependía de él. Tomé rumbo a la torre de astronomía. El lugar era tan solitario como uno se podía esperar, el balcón que permitía sentir el frio aire invernal y que dejaba a la vista el horizonte donde el lago negro se tocaba con el cielo, me daba cierta sensación de libertad, per más importante, tranquilidad. Las paredes de ladrillo gris hacían que el artefacto del centro, una esfera armiliar, quien con sus dorados colores captaban la atención desde el momento en el que uno entraba al lugar; recorrí el lugar con mi mirada, permaneciendo más tiempo en los mapas de estrellas, la materia de astronomía nunca había sido mi mejor materia, me era difícil y eso siempre fue un problema. Aprovechando el tiempo utilicé un hechizo para limpiar la tierra, sangre y sudor que se había acumulado en mi cuerpo, volví a mirar la marca y solo suspire derrotada, extendí la manga de mi vestido mediante otro hechizo, no quería ver aquella marca durante lo que quedaba de día. Cuando el frio se hizo aun más presente me convertí en mi forma de lobo, aun cuando las bajas temperaturas ya no me afectaban como antes.

Uno de los problemas de ser un lobo es que, al momento de dormir, debes esperar un buen tiempo a que tus sensibles orejas se acostumbren a los ruidos de la noche, la más mínima alteración a la normalidad del sonido ambiente puede provocar que despiertes de golpe, con el corazón a mil y sintiendo que estas en peligro. Eso mismo me ocurrió a mí, en algún punto de la noche; el sonido de una puerta abriéndose y cerrándose de golpe provoco que saliera del mundo de los sueños, sin volver a mi forma humana comencé a caminar hacia las escaleras, el cantar de unos pájaros (agudo constante y tranquilizante) me desoriento, baje las escaleras intentando provocar el menor ruido posible, mi nariz se vio estimulada a pocos escalones de donde nacía el ruido: vainilla, café, y algo muy parecido a los pétalos de las rosas; fueron esos los aromas que me llegaron, el llanto llamo mi atención, me acerque aún más a la ya visible silueta.

Mi corazón de lobo y humano se vieron lastimados al observar a mi linda castaña, a mi fiera leona, llorando a estómago lleno y en total soledad. Sin pensar en las posibles consecuencias de mis actos, me acerqué a donde la chica, en mi forma de lobo me senté a su lado y comencé a frotar mi rostro en su hombro, como una forma de reconfortarla.

Serpientes Valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora