El Final de Serpientes Valientes.

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Seven months.

El periodismo nunca se queda quieto mucho tiempo, va con la sociedad que a cada día parase ser más rápida y con menor capacidad de atención. Solo durante las vísperas de la muerte del siglo XX aparecieron tantos sucesos, tan importantes cada uno de ellos que se fueron pisando uno sobre el otro:

28 de diciembre de 1999 "¡Milagro de Navidad! Fuentes informan sobre una mejoría inesperada en la salud de Frank y Alice Longbottom".

Aquel tratamiento que la antigua serpiente había entregado resulto ser bastante efectivo, como se esperaba, las funciones mentales fueron mejorando con el tiempo tras cada dosis que se administraba; la voluntad y valor de los leones se hizo presente en ellos pues se terminaron acortando plazos de forma inesperada, permitiendo que para antes de terminar el año la familia se consiguiera volver a reunir con una relativa normalidad. Neville podía afirmar sin dudar que aquel era el mejor año de su vida.

Para la víspera de noche vieja apareció otra de las grandes primicias que levantarían los ánimos para todos aquellos habitantes del Reino Unido 30 de diciembre de 1999 "¡Peligro en la comunidad: ¡Pansy Parkinson, peligrosa mortifaga en paradero desconocido!"

A nadie le sorprendió que aquel articulo tan amarillista fuera redactado, en su totalidad, por la polémica Rita Skeeter; aquellos que tuvieron la suerte de trabajar de forma directa en aquel primer juicio a la acusada y que, por consecuencia, tenían pleno conocimiento de todo lo que había hecho en secreto, arriesgando su cuerpo por el bien mayor, se frustraron ante las constantes mentiras que se lanzaban a quien debía de ser condecorada como heroe del mundo mágico.

Y de esta forma se podría continuar, las imprentas estuvieron muy ocupados en aquel final de milenio e inicio de otro; hojas, hojas y más hojas llenas de tinta con información, algunas mentiras, mal interpretaciones y verdades.

El mundo era complicado de llevar aun con todas las alegrías que conseguían llegar, ejemplo de ello era la heroína del mundo mágico, nacida de muggles, parte del trio dorado; aprovecho muy bien sus vacaciones invernales, esas que se sentían tan amargas como morder la cascara de una tonelada de limón, con dolor constante en su corazón aprovecho el regalo que su serpiente le había entregado, en cuanto consiguió dejar de lagrimar solo con pensar en aquel hermoso nombre se sumo a una nueva empresa que le llevaría con rumbo fijo a Oceanía.

Decidió hacer aquel trabajo en soledad, teniendo que rechazar a sus compañeros en más de una ocasión, utilizo los medios que le parecieron más apropiados; tomo un vuelo desde la capital de Inglaterra, un largo viaje pasando sobre kilómetros del mar azul hasta conseguir llegar a otro continente. El moverse por el país desconocido era complicado aun cuando tenía una dirección exacta a la cual llegar y no ayuda que, en cada mujer de cabellos negros, veía el fantasma de su amada; el más caro de los taxis tuvo que pagar, uno que le llevo desde el aeropuerto de la capital hasta los suburbios de la misma, un viaje de casi dos horas, cargado de trafico y silencio. Los nervios que le carcomían por dentro eran tales que le fue imposible admirar el paisaje de aquellas tierras desconocidas, pero aquello no importaba, si cumplía con su misión ya tendría tiempo para hacer de turista con sus padres como guías.

¿Habrán cambiado mucho? ¿Qué estarán haciendo? ¿Cómo debo comenzar la charla? ¿Los desencanto de golpe o debo esperar un poco? ¿Serán más felices sin mi? – Se cuestionaba en silencio mientras los kilómetros se volvían en metros, pocas cuadras para llegar – ¡Hola, soy Hermione Granger, su hija! No, definitivamente no. Buenas tardes, vengo de la compañía de seguros para hablarles sobre... ¡¿Quién mierda le abre a un trabajador de aseguradora?!

De forma abrupta se cortaron los ensayos mentales – Señorita, hemos llegado – Le informo con cansancio el conductor que acababa de realizar el encargo del día; unos instantes de silencio por parte del pasajero quien estaba con la mirada fija en sus manos –. Si necesita un momento puede quedarse, ya detuve el taxímetro.

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