Primer Especial de Halloween.

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LA DAMA VERDE

Una hija de leones, con mente de águila y orgullo de serpiente. De piel color caramelo, de ojos avellana que brillaban cual valiosa jema al recibir las caricias de la luz y cabellos negros que en rizos se acomodaban hasta llegar a su mentón ovalado. Sola camina por los jardines del colegio, aferrándose con fuerza a la deslavada chamarra que en sus tiempos de gloria fue negra, el frio de aquella tarde casi noche era mayor al que podía resistir la serpiente de apenas 11 años. Una pelea con sus primos había tenido pocos minutos atrás, una simple discusión de infantes termino subiendo de tono y culmino con un insulto que la leona no pudo aguantar, desapareció de la vista de su primo tras propinarle una bofetada que a pulso se ganó y que hasta noruega resonó.

La necesidad de estar sola con sus pensamientos le llevo a adentrarse en el bosque prohibido, lugar aterrador a la par de peligroso, pero que despertaba en ella una atracción sobrenatural. Todo fue bien durante las horas de luz, cuando el camino a recorrer era perfectamente distinguible durante el tiempo donde lo sorprendente seria perderse. Con fascinación ante lo desconocido, movida por su necesidad de zacear la curiosidad que el bosque le generaba, descuido de observar el movimiento del sol y antes de que se diera cuenta, la noche le atrapo junto con una inesperada tormenta nevada. Sola y perdida la pequeña lloraba a pulmón roto mientras intentaba encontrar el camino de vuelta a la seguridad del castillo, al calor que le otorgaría la chimenea de su sala común. La cosa no hizo más que empeorar cuando el sonido de múltiples patas corriendo por la nieve sonó a sus espaldas, una hambrienta acromantula persiguió a la agotada serpiente quien con todas sus fuerzas intento escapar del peligro que suponía la criatura pero que al final no pudo hacer mucho, el entumecimiento de sus músculos producto del frío le termino pasándole factura, más pronto que tarde termino cayendo de cara al nevado suelo para deleite del arácnido. Sabiendo que no tenía nada más que hacer aparte de rezar, se hizo un ovillo en busca de algún tipo de protección mientras que entre sus manos apretaba con toda la fuerza que su cuerpo conservaba el colgante que su madre le había regalado en su séptimo cumpleaños, uno que en su interior guardaba uno de sus tesoros más preciados; la criatura salto encima de su victima, sus patas consiguieron hacer contacto con la piel de la chica, los peligros colmillos, cuales ellos guardaban un veneno tan potente para derribar a cualquier hombre, se acercaron al cuello de la serpiente.

La picadura nunca llego, una luz, enceguecedora, de tono verdoso ilumino hasta los arboles que se ocultaban en la oscura lejanía. Un rugido de pánico fue expulsado por el arácnido, se alejo tan rápido como llego, corriendo a toda la potencia que sus patas le permitían hasta que llego a desaparecer en la oscuridad de la noche, frustrada por no haber conseguido su cena, pero temerosa por casi haber perdido su vida. El frío bajo su intensidad en el lugar que el brillo aun llegaba justo donde la jovencita seguía llorando y temblando; abrió sus llorosos ojos al no escuchar nada más que el correr del aire entre los árboles, se encontró frente a un "aura" (término utilizado al no encontrar forma más correcta para describir lo que su vista le mostraba) que flotaba a pocos centímetros del suelo y que deslumbraba en una tonalidad que le recordaba al característico color de su casa, mientras más tiempo observaba, más fácil le era el identificar una figura que aparentaba ser la de una mujer.

¿Quién eres? – Pregunto al recuperar un poco de su coraje, el ente se movió un poco descendiendo hasta llegar al nivel del suelo.

Por ahora seré tu brújula y tu farol. Sigue mi andar, serpiente, no te perderás – La voz no parecía ser real, era como si el viento hubiera decidido hablar: con tanta fuerza como un grito, pero con la velocidad de un murmullo. Una combinación que le daba un gusto inhumano, como si fuera algo salido de otro mundo, que escapa a la comprensión racional e intentaba imitar un idioma regional. La pequeña incluso dudo de que fuera algún idioma humano en el que le había hablado, pero esa idea era rápidamente descartada pues pudo comprender a la perfección la indicación que se le otorgo.

Serpientes Valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora