Final del quinto año.

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6

Al final, mi amiga Daphne si termino compartiendo un beso con Lovegood, cosa de la cual me entere por parte de las dos. Ambas me lo terminaron confesando, aunque cada uno en un momento diferente; Lovegood, por su parte, me lo confeso apenas una semana después de navidad, aquel día la había encontrado dando saltos en el bosque como un conejo cocainómano. Solo necesite hacer una sola vez la pregunta, para que la rubia me contara, con lujo de detalle, la maravillosa noche de navidad que había pasado con mi amiga.

Entonces ¿Están saliendo? – Le había preguntado yo tras escuchar todos los detalles que yo me había perdido. La sonrisa de la chica, de golpe, se apagó; fue fácil para mi saber que algo le preocupaba, tenía algunas ideas, pero de nada me valía especular, necesitaba que ella me dijera lo que pasaba – Dime Luna – fue aquella la primera vez que la llame por su nombre, en una forma de generar confianza – ¿Qué es lo que te hace dudar?

Estoy metida en algo peligroso ahora misma y no quiero poner en riesgo a Daphne –.

No debes preocuparte por eso – comente con toda la tranquilidad del mundo, mientras le comenzaba a acariciar el cabello, intentando que se relajara un poco pues sus facciones se habían vuelto mucho más tensas que antes – Las serpientes tendemos a acercarnos al peligro, nos encaramos a el y por las personas que queremos afrontamos hasta al mismo infierno.

Cuando la sonrisa volvió a aparecer en el rostro de la rubia, una dicha nunca antes experimentada invadió mi pecho, quedándose ahí como un calor reconfortante. Aquel día conseguí convencer a la rubia para que le contara el tema del E.D a la mayor de las Greengrass (teniendo el suficiente cuidado de no mencionar el tema de forma directa), asegurándole que todo estaría bien y que, en caso de mi rubia amiga hiciera alguna estupidez que le dañara, me avisa y yo me encargaría de tener una charla con ella. Póstumo a la conversación con la rubia menor, la charla con mi amiga no tardó en llegar, una vez más me tuve que comer toda la cursilería de mi amiga, pero valió la pena el calvario solo para ver la más sincera sonrisa que en mucho tiempo había visto.

El tema sobre las actividades "ilegales" en las que Lovegood estaba involucrada fue tocado con toda la madures posible, Daphne le brindo todo el apoyo posible a su ¿amiga? (a decir verdad, el único tema que no trataron, no conmigo, fue el tema de su relación, cosa que no me molesto pues sabía que me lo comunicarían en cuanto estuvieran seguras); de forma más seria y personal, Daphne me pidió, me suplico; que me esforzara en que Dolores Umbridge y los demás miembros de la guardia inquisitoria no se enterara de lo que hacía Lovegood y compañía dentro de la sala de los menesteres. Y fue eso, lo que yo hice.

7

Los meses pasaron rápidamente, demasiado rápido, a decir verdad. Los días me parecían irse en segundos pues mis días se dividían en tres secciones: 1) hacerle la pelota a Umbridge, 2) sembrar pistas falsas y 3) practicar y refinar mis habilidades antes de que los mortifagos me recluten. Esas tres simples tareas se llevaban casi todas las horas de mis días al igual que mis energías.

Cuando finalmente llego el mes de junio yo le agradecí a Merlín por ponerle fin a mi calvario y por no permitir que las cosas se fueran de madre. El día 18 de junio llego y llego con la fuerza de mil depulsios; desde la mañana todo comenzó mal, pues me desperté tarde aquel día, cosa de la que me di cuenta al notar la ausencia de mis compañeras de cuarto la hora rondaba las diez de la mañana, por lo cual ya había perdido mi primera clase del día y debería esperar otra hora para asistir a mi segunda clase; la espera la lleve de forma tranquila en mi habitación, estudiando unos cuantos detalles sobre la oclumancia que aún me eran complicados.

Justo al medio día salí de mi cuarto con el uniforme perfectamente posicionado sobre mi cuerpo, con mi corto cabello perfectamente estilizado; con mi varita guardada en el bolsillo izquierdo de mi falda y con mi mochila colgando de mi hombro derecho. En medio de la sala común me encontré con Crabbe y Goyle – Parkinson – Llamo uno de los cerdos – Umbridge nos mandó a buscarte – Cerré mis ojos con fastidio, la idea de que la profesora se hubiera dado cuenta de que les estuve saboteando, pero los cerdos se encargaron de apagar los fuegos de mi miedo – Hoy vamos a atacar a los amigos de Potter, ya sabemos entrar y Umbridge nos quiere a todos junto a ella.

Serpientes Valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora