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Harry se encontraba sentado en el sofá de la casita del joven matrimonio de la familia Weasley Delacour, observaba el fuego como si fuera lo más interesante que podía existir en el universo. Llevaba unos días demasiado intensos: la muerte de Dobby, las secuelas de su amiga por la tortura que había vivido, el estado de su amigo y por último, pero no menos importante, todo aquello que hacía referencia a una peculiar alumna de Slytherin; aquella bruja de ojos extrañamente familiares, que le había ayudado a él y a sus amigos a escapar, arriesgando su propia vida en el proceso. En cada momento se pregunta: ¿Cómo estará? ¿la habrán descubierto? ¿habrá escapado?
Por momentos, cuando cerraba los ojos en la tranquilidad de la noche con solo el sonido de las olas rompiéndose metros a la distancia, volvía aparecer la sensación cálida que le había inundado cuando había estado cerca a la mujer, no era similar a la calidez que Ginny le otorgaba, ni la que obtenía con Hermione, si tuviera que compararla con algo, diría que era algo parecido a lo que sentía cuando se volvía a encontrar con Sirius, el sentido de familiaridad, de volver a casa tras un duro invierno, hogar y el amor de un familiar. Esa había sido la tercera ocasión en la que se sentía de esa forma con la serpiente, no podía ser mera coincidencia, era ilógico a su forma de ver las cosas, aunque está más que consiente de que el no era el miembro intelectual del grupo, dejo la puerta a la duda, pero casi totalmente cerrada. Aunque esa misma quedaba clausurada al momento de recapitular las ocasiones en las que habían nadado en los pensamientos del otro, durante el encuentro en el baño, donde pudo descubrir el segundo nombre del otro, el lugar donde había nacido, incluso escucho otro idioma y el ultimo donde habían tenido una discusión acalorada acorde a la situación en la que se encontraban; por su conexión con Voldemort sabía más que bien lo que era tener a alguien hablándole mediante la legeremancia u otros métodos que conocía, con ese saber practico dentro suyo, pudo afirmar sin duda alguna que lo que había tenido con Amelia era algo antagónico a todas sus experiencias anteriores, se sentía tan natural como respirar y tan agradable como desayunar en la casa de su novia.
La madera de la chimenea trono al romperse por ser consumida, justo al mismo tiempo que entraba su pelirrojo amigo – Hey – Saludo.
Hey hermano – Regreso el saludo – ¿Cómo sigue?
Suspiro ante la pregunta, camino un poco y se dejó caer en el sofá a su lado – La opción que le dio Fleur fue de utilidad, está profundamente dormida – La conversación quedo muerta unos cuantos segundos, hasta que un fastidiado suspiro se le escapó al pelirrojo – Esa maldita serpiente – Fue lo primero en decir – siempre supe que era una mortifaga, siempre.
¿De quien hablas? – Pensó entonces de Draco, el chico que al borde de las lagrimas no había podido identificarle.
De Parkinson, de quien más si no, esa maldita perra – Sintió en su interior un vacío de molestia – cuando la vuelva a ver, le lanzare un cruciatus por todo lo que paso Hermione.
No deberías hablar tan a la ligera sobre ir tirando maldiciones imperdonables – Contesto levantando un poco la voz – Lanzar maldiciones no es algo para bromear tan a la ligera – Sentía la necesidad de defender a la chica que a la práctica era una desconocida.
Vamos, por favor, es una mortifaga, se merece todo lo malo que le pueda ocurrir –.
Quizás, quizás si, quizás no, es una cuestión que no esta en nosotros juzgar, no podemos ponernos el papel de juez jurado y verdugo – Dio por zanjado el asunto.
Un tenso silencio se implanto entre los dos, había sido una discusión corta pero potente – ¿Cuál es el plan ahora? No podemos quedarnos aquí eternamente – Cuestiono tras casi un minuto.
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Serpientes Valientes.
Fanfiction"Una serpiente demasiado valiente por el mármol trepo, a una ventana llego y al oído del león, una nana le canto". Gran parte de la historia sera narrada desde el punto de vista de la princesa de las serpientes, Pansy Parkinson, quien recapitulara s...