Especial de Halloween 2.

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Dulce tentación.

Hermione llegaba tarde. La puntualidad que siempre le había caracterizado durante todos sus años como alumna y ya dentro del mundo laboral, parecía haber abandonado su cuerpo. Corriendo sin miedo a empujar a alguien en el proceso solo pensó en llegar a su lugar objetivo. Aquel día de brujas había quedado de encontrarse con todos sus amigos en el "pequeño" comercio que había conseguido la chica por la cual había estado enamorada la leona tanto tiempo, la misma a quien tenía pensado pedir matrimonio aquella misma noche.

Tras una larga carrera que sin duda le pudo haber otorgado una medalla al "buen intento" en cualquier competencia de atletismo, consiguió llegar a su destino. Un "pequeño" pub con fachada roja como los petalos de las flores que adornaban la entrada, en letras doradas de caligrafia exquisita que se complementaban muy bien con la tonada del local, se mostraba, orgulloso, el nombre del local:

DONDE LAS OLAS ROMPEN.

Un nombre que, al parecer de Hermione, le quedaba a la perfección al local y no lo decía porque fuese su novia que le había puesto el nombre (también ayudaba, pero no era lo principal) al ser un restaurante con vista al rio sin duda que quedaba perfecto.}

Antes de entrar al local donde ya tenía bastantes buenos recuerdos, tomo como escondite el callejón que colindaba con una de las paredes del edificio, donde se dejaba la basura tras cada servicio. Asegurándose que ningún muggle le viera, saco su varita de su pantalón y con un sencillo hechizo cambio su atuendo por el que tenía pensado pasar la velada. Su novia le había comentado que no era necesario que se disfrazara que era algo que ella haría por gusto y capricho personal, pero Hermione no tenía pensado dejar sola a su novia en algo que le gustara (no otra vez). Durante semanas se había matado la cabeza pensando en cual disfraz se podía poner, todo para que al final, terminara solo usando ropa típica del mundo mágico, una larga capa de color negro que llegaba hasta el suelo y que resguardaba su vestido de cuello alto color azul crema. En su cabeza se encontraba un sombrero muy parecido en largo al sombrero seleccionador, aunque el que ella llevaba no hablaba

Tomando prestada una botella de la basura, la convirtió en un espejo con el cual corroboro que se veía más que bien en ese atuendo. Tras volver a la normalidad la botella y con la autoestima hasta los cielos, guardo su varita y camino hasta la entrada del local, donde el siempre confiable August le dejo pasar no sin antes confirmar lo que ella ya sabía, que se veía espectacular.

El local por dentro, con su suelo de madera blanquecina contrastando con el oscuro ladrillo de las paredes se veía mucho más avivado que de costumbre. Con luces en el techo que en lugar de ser de tonalidades claras (como era costumbre en cualquier otro día) eran ahora azuladas, dándole un toque de discoteca al lugar. En las paredes decenas de adornos alegóricos se encontraban perfectamente pegados, calabazas sonrientes, esqueletos y algunas criaturas mágicas de las cuales la leona no tenía ni la menor duda que había sido sugerencia de Luna Lovegood. Ya en el interior del local habían unas cuantas personas, la mayoría amigos de su pareja a quienes en su mayoría solo conocía de vista. Como siempre, el olor de comida recién preparada extasió la nariz de la leona, quien ya se encontraba deseosa de probar el sabor de su novia, aunque no le haría feos a algún platillo.

Herms si viniste – La música del lugar estaba a un volumen lo suficiente bajo para poder hablar sin necesidad de gritar, pero esa apreciación no fue compartida por su amigo de gafas, quien de la nada había aparecido

¡Santa mierda James! casi me matas del susto idiota –.

Créeme cuando te digo que no planeo dejar viuda a Pans antes de que siquiera le des el anillo – Sabiendo que estaba por tratar un tema mucho más delicado que hablar sobre el partido de quidditch de su esposa, tomo a su hermana del brazo y se metieron al baño de servicio donde apenas y entraban personas. Bien sincronizados entre los dos uno bloqueo la puerta sin necesidad de pronunciar el hechizo, mientras que la otra insonorizo la habitación sin varita y sin tener que abrir la boca – Presumida – Regaño el jefe de aurores – A lo que venimos, no olvidaste el anillo verdad – Hermione rodo los ojos al momento de escuchar tan absurdo cuestionamiento, se retiró el sombrero de la cabeza y del fondo saco una caja de terciopelo verde – Es agradable saber que no tendremos que improvisar uno con una servilleta de nuevo – El recuerdo de la desastrosa propuesta de matrimonio de su amiga Tonks les hizo reír a pesar de estar nerviosos por el acontecimientos que en cuestión de minutos se iba a dar

Serpientes Valientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora