La Hija De Neji Hyuga |Boruto: Next Generation|

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EN MEDIO de la noche...

Todos estaban durmiendo, excepto nuestra Hyuga, ella estaba en medio de su patio sentada de rodillas y con sus ojos cerrados.

Meditando, aprovechando la noche para concentrar mejor su Chackra, pero algo paso.

«Una pequeña Keiko estaba corriendo por el bosque, huyendo de algo o alguien.

Pero se notaba asustada.

Movía las hojas de los arbustos para poder correr más rápido pero era difícil dado que estaba en un bosque.

–¡Alguien ayúdeme! ¡Por favor!

–Keiko.»

–¡Keiko!

Abrió abrió sus ojos de golpe, frente a ella estaba Sayuri, la Hyuga regulo su respiración y miro al adulto.

–¿Que haces aquí?

–Yo debo preguntar eso, ¿que haces aquí en medio de la noche?

–Yo...– Keiko miro sus manos –Solo tomaba aire, nada importante. Ya iba adentro a dormir.

Se puso de pie y entro a su hogar, él se cruzó de brazos y soltó un suspiro.

(...)

–Anoche soñé algo raro.

–¿Si? ¿Que cosa?

–Pues...– Kira puso su mano en su mentón pensando –Estaba en mi casa con Sora persiguiendo ardillas, pero luego las ardillas se volvieron grandes y nosotras pequeñas. ¡Luego nos persiguieron a nosotras!

–Kira te quiero pero tus sueños son muy raros– dijo Shiro cruzado de brazos.

–¿Tu soñaste algo ayer Keiko?

Ambos vieron a la nombrada, está estaba mirando el suelo sin prestarle atención al frente.

–¿Keiko?

–¿Si?– ella reacciono y volteo a verlos –¿Que sucede?

–Te preguntábamos si soñaste algo raro anoche, Kira tuvo un sueño dónde las ardillas la perseguían a ellas Sora. Yo por suerte dormí bien y tranquilo.

–Yo... Lo siento, quedé con alguien para verme, nos vemos mañana.

Ella despareció entre la gente, ambos se vieron confundidos y alzaron sus hombros.

(...)

–Ya llegue.

Anuncio su llegada la Hyuga, pero nadie respondió, seguro su madre y Ren estaban en la tienda, y Sayuri.

Quien sabe.

Keiko entro a su habitación y se tiró en su cama, soltó un suspiro cerrando sus ojos.
En solo minutos cayo en el profundo sueño.

«De nuevo el bosque.

Pero ahora ella, era ella, era quien movía las hojas para poder tener el camino libre. Algo en su cabeza le decía que no debía parar, podía sentir el miedo correr por su cuerpo.