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CUANDO LOGRE ponerme de pie puse una mano en mí cabeza y al sacarla logré ver algo de sangre.

–Ese.. maldito– logré levantarme apoyándome en la pared y empeze a caminar. –Me las pagará, juro que le haré lo mismo.

Active el Byakugan y empeze a buscar a los demás, hasta que escuche un enorme grito que se escuchó por todo el lugar, luego escuché pasos que se dirigía hacia a mí.

Cuando quise sacar un Kunai no sentí mí porta armas, mire mí pierna y no estaba, frunci el ceño al sentir la presencia de alguien frente a mí.
Levanté la mirada y vi al zetzu blanco frente a mí con una enorme cortada en su estómago, trague salida al ver cómo levantamos su mano.

–Rayos...

(...)

Esquivaba sus golpes mientras retrocedía, intenté regular mí respiración pero empezaba a ver todo borroso.

De pronto mí pie se resbalo en un acantilado en las minas, mire atrás de mí viendo una enorme flor marchita, abrí mis ojos sorprendida hasta que agarraron mí cuello.

–¡Hmp!– trate de liberarme pero el zetzu empezó a caminar más hacia el acantilado –E-Espera.

El me libero de su agarre haciendo que empezara a caer, trate de sujetarme de unas rocas pero solo logré raspar mis dedos, brazos y rostro.

Mí cuerpo estrello contra el suelo quitándome todo el aire de los pulmones, abrí mis ojos viendo al zetzu caer, gire sobre mí cuerpo evitando que me aplastara.

Al levantarme un enorme dolor apareció en mí hombro, lo sujete con mí otra mano.

–Eres un maldito– murmuré, mí hombro estaba dislocado –Me encargaré de arrancarte cada cabeza...

Levanté mí brazo y active el Byakugan, él paso por mí lado ignorandomé, se dirigió hacía una hueco en la pared y su herida empezó a sanar.

–¿Que? Oye no me ignores– una de sus cabeza me volteo a ver, abrió su boca y lanzó un rayo hacia a mí que logré esquivar por poco.

Solté un suspiro y me acerque lentamente, pero varios Kunai con papel bomba rodearon el lugar donde el estaba.

–¡Keiko!– unos brazos rodearon mí cintura y me alejaron cuando los papeles bomba explotaron.

–¿Que hacen aquí?– me separe de Mitsuki y volví a colocar mí mano en mí hombro –Tks.

–Dejame ayudarte– Konohamaru se acercó a mí, antes de que pudiera decir algo él había puesto mí hombro en su lugar haciendo que soltara un pequeño grito.

Cada vez podía ver más borrosa las cosas, me aleje de ellos quedando atrás y me apoye en una pared, toque mí frente al sentir algo caer, en mis dedos podía ver la sangre.

Cerré mis ojos un segundo y empeze a escuchar varios gritos y pequeños temblores, al abrir mis ojos logré ver al zetzu correr hacia a mí y el grito de todos.

–¡¡Keiko-chan!!

Levanté la palma de mí mano y una corriente de aire lo alejo de mí haciendo que se estrellara contra una pared, Konohamaru apareció a su lado utilizando el Rasengan, logrando que desapareciera, cai de rodillas y vi todo negro.

(...)

Al volver abrir mis ojos vi como alguien me cargaba en su espalda, lo siguiente que vi fue una cabellera celeste.

Mitsuki.

Al parecer el noto que desperté ya que detuvo sus pasos y me dejó en el suelo, puse una mano en mí cabeza y sentí un vendaje.
Levanté la mirada hacia arriba al ver ramas y de ellas colgaban capullos.

–Son...

–Aqui creaban a los zetzus– respondí poniéndome de pie, moví mí hombro unos segundos y empeze a caminar con los demás.

–Llegamos al final– escuché que dijo Konohamaru.

–Tengan cuidado, podrían haber más de esas cosas.– avise –preparanse.

Konohamaru uso un Rasengan en las raíces y abrió un camino, revelando un zetzu, pero este cayó al suelo y en su espalda tenía llamas negras.

–No toquen las llamas negras– advirtió Konohamaru de inmediato.

Amaterasu...– murmuró viendo las llamas –parece que tu padre estuvo aquí– dije viendo a la Uchiha.

Me adelante al resto adentrandomé más en el lugar, y encontré al menos una docena más de zetzu envueltos en llamas negras.

–Bien. Todos están muertos, vámonos– al dar un paso mí cuerpo no reacciono y empeze a caer, pero Boruto logro atraparme.

–Te tengo.– me aleje de él y me senté en el suelo –Keiko-chan, yo...

–Voy a desmayarme de nuevo...– murmuré, sacudí mí cabeza tratando de que eso no pasará.

Cuando menos mí di cuenta todos empezamos a volver, yo los guiaba con el Byakugan mientras Mitsuki me cargaba en su espalda, de nuevo.

–Agradeceria que no hablaran de esto con nadie– dijo Konohamaru antes de salir.

(...)

Solté un suspiro y salí del hospital cuando me dieron de alta, pero al salir por las puertas me encontré con Boruto.

Pase por su lado, pero él me habló.

–¿Por qué?

–¿Por que, que?– pregunté yo deteniendo mis pasos para quedar frente a él.

–Espere a qué vinieras, pero no apareciste al igual qie el tonto de mí padre– me cruce de brazos y frunci el ceño –¿Por qué no fuiste como los años anteriores?– levantó su mirada revelando sus ojos cristalizados.

–No perderé mí tiempo con algo tan insignificante como eso, tengo mejores cosas que hacer– respondí, y empeze a caminar.

–¿Que sucedió contigo?– volvió a preguntar haciendo que detuviera mis pasos –Tu no eras así.

–Madure, Boruto– le respondí viéndolo de reojo –Es algo que tu deberías hacer también...– su mirada se puso firme y frunció el ceño.

–¡Bien!– puso sus manos dentro de sus bolsillos y camino por mí lado –Ya no me importa que vayas a mis cumpleaños. Pero a Himawari si, no me importa si vas o no, pero a ella si.

–No iré solo por qué ella sea una caprichosa que busca atención al igual que tu– al decir eso él trato de golpearme pero esquive su golpe y lo tiré al suelo –Ella debe aprender que todo no es de rosa... El mundo es cruel.

Enpeze a alejarme de él cuando se levantó, pero algo que dijo me dejó pensando.

El mundo es cruel si tu lo eres con el...

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Uhh!

Espero les haya a gustado! Ahora...

Por qué el zetzu blanco no atacó a Keiko cuando tuvo oportunidad? Ella no irá al cumpleaños de Himawari? Que pensara Boruto?

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Dattebayo!

La Hija De Neji Hyuga |Boruto: Next Generation|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora