Capítulo 8, episodio1: Consecuencias

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Tras unas pocas horas de sueño, Roy se despertó en la cama de su habitación de la mansión. Todavía notaba el cuerpo dolorido por los golpes y heridas que recibió en la sede de la corporación Olimpus. Además, aún sentía los efectos del desfase horario causado por todas las horas de vuelo.

Antes de ir a llenar su estómago con un poco de comida, Roy se cambió de ropa y se fue al baño con la intención de lavar un poco la herida de su hombro, la cual, por suerte, no presentaba mal aspecto. Con una nueva cura y nuevas vendas aplicadas tras su rápida visita al baño, Roy fue a la cocina a por algo de comer.

Las doncellas que estaban trabajando en la cocina charlaban las unas con las otras. En el momento en que Roy pisó la estancia, todas ellas se callaron. El chico tuvo la sensación de haber regresado al pasado, cuando acababa de llegar a la mansión y nadie hablaba cuando él estaba cerca.

— ¿Estáis contando algún secreto que nadie debería conocer?

Roy intento romper el hielo con esa pregunta, sin embargo, ninguna de las doncellas le contestó. Con el silencio como única respuesta, cogió un bollo de la panera y cuando iba a servirse un poco de té que había guardado en la nevera, una de las doncellas le habló.

—La señorita Kazue quiere hablar contigo. Nos dijo que te esperaba en el salón y que fueras tan pronto como despertaras.

Aún con medio bollo en la boca, Roy miró a la doncella y olvidándose del té que se iba a servir, asintió a la doncella como una forma de darle las gracias por la información y salió de la cocina masticando lo que le quedaba del bollo tan rápido como podía.

Durante el camino al salón, una gota de sudor frío le recorrió la espalda junto a un escalofrío. Para cuando llegó a la puerta del salón ya se había terminado el bollo. Aún con la sensación de que le había dejado el escalofrío y el sudor frío, Roy agarró el pomo de la puerta y desechando esas sensaciones, abrió la puerta del salón.

Dentro, Kazue estaba sentada en uno de los sofás con un té delante suyo en la mesita colocada entre estos. Aunque la mayor sorpresa para Roy fue ver quién estaba sentado en el otro sofá, enfrente de Kazue. Alessio estaba tomand0 un sorbo del té que una de las doncellas le había servido al llegar.

Antes de que Roy pudiera abrir la boca para decir algo, Kazue se levantó del sofá que ocupaba y se acercó a él con paso ligero. Lo siguiente que se escuchó en el salón fue el golpe de la bofetada que la hija de Fukugawa le dio a Roy.

—No intentes buscar una excusa para lo que has hecho estos días, Roy —dijo Kazue, sin darle una oportunidad a Roy para hablar—. Ya no es solo que me mientas, si no que te has arriesgado sin motivo al ir a la sede de la corporación Olympus tú solo, a pesar de lo que Alessio te dijo.

Kazue estaba realmente enfadada y Roy notaba como cada una de sus palabras cortaban. No la había escuchado hablar así en demasiado tiempo. Su tono de voz le recordó el día en que el señor Fukugawa le dijo a su hija que un europeo viviría en la mansión. En este momento, Roy tuvo la sensación de que Kazue estaba mucho más enfadada que en aquel entonces.

—Te advertí que no fueras tú solo allí, Roy —dijo Alessio dejando su vaso de té en la mesa—. Como me imaginé que no ibas a hacerme caso, ayer a última hora de la tarde vine a confirmar si de verdad te habías quedado en la mansión.

—Ya... pero tenía que aprovechar...

—Aprovechar la situación que logró el módulo Psi y atacar la sede de la corporación Olympus. Sí, eso fue lo que me dijiste el otro día —Alessio permaneció sentado todo el rato sin dirigir la mirada hacia Roy—. Te voy a decir una cosa, Roy: Adel no se hubiera metido en esa pelea si no estuviera seguro de que pudiera ganar. Hay una gran diferencia entre vosotros dos llamada experiencia.

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