Capítulo 9, episodio 4: últimos preparativos

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La policía se hizo cargo de la situación, arrestando a los soldados de la corporación Olympus y tomando declaraciones a los bañistas que habían presenciado todo lo ocurrido. Por supuesto, cada vez que contaban la escena de la batalla, la situación iba cambiando hasta rozar el punto en que alguno se atribuyó el lanzar la granada de conmoción al mar para evitar daños más graves.

Entre tanto, Kazue, Himiko, Risa, Haru (ya recuperada del susto y de la emoción por salvar al niño pequeño) y Arata estaban buscando a Roy entre los bañistas que quedaban en la playa.

— ¿Ha habido suerte? —preguntó Arata, cuando él y Himiko se reunieron con las otras tres chicas.

—Nada. Aún queda demasiada gente como para buscar a alguien —se lamentó Kazue.

—Además, como los policías te paran para preguntarte cosas, no se puede buscar bien —añadió Risa.

— ¡Chicas! ¡Arata! ¡Kazue!

Arata y las chicas se giraron al oír como una voz les llamaba. Corriendo por la orilla de la playa se acercaba Roy, con toda la ropa empapada. Ninguno se lo pensó mucho antes de ir al encuentro de su amigo.

—Que alegría que estés bien, Roy —dijo Arata al llegar a su lado.

—Lo mismo digo. Me asusté un poco cuando nos separamos por toda esa gente —respondió Roy.

—Estás empapado. ¿Qué ha pasado? —le preguntó Haru al ver el estado de su ropa.

—Bueno, he estado todo el rato con los pies dentro del agua, ya que era la única zona en la que podía estar entre tanta gente. Después, con esa última explosión, un montón de agua me ha caído encima.

Aquello era mentira, por supuesto. Lo que de verdad había pasado era que el módulo Omega se desconectó mientras Roy avanzaba hacia la ciudad de Aomori, dejándolo caer en el mar. Al final sí que era posible que la granada dañase el módulo de alguna forma.

—Toma, sécate para no pillar un resfriado —Kazue le pasó a Roy su bolsa después de sacar la toalla del propio Roy.

—Anda que... eres como un imán para los problemas, Roy. Allí donde vas, la corporación Olympus aparece. Empiezo a pensar que los europeos atraéis la mala suerte —comentó Risa, riéndose entre dientes.

Aunque fue un comentario sin importancia y con la intención de relajar un poco el ambiente después de todo lo que había pasado, Kazue y Roy notaron como Risa había estado de dar en el centro de toda la verdad que rodeaba a Roy.

—Vaya cosas que dices, Risa... —Roy terminó de decir esa frase con un estornudo.

—Tal vez sea buena idea irnos a las termas para que Roy se ponga algo de ropa seca —propuso Haru.

Todos asintieron y mientras Roy se secaba un poco el cuerpo y el pelo con su toalla, iniciaron el camino de regreso a las termas. Sin embargo, antes de que pudieran salir de la playa, uno de los policías que había ido a arrestar a los miembros de la corporación les paró.

—Disculpadme, pero nos han informado de que una chica que se corresponde con tu descripción ha salvado a un niño pequeño durante el ataque —dijo el policía, señalando a Haru.

—Sí, he sido yo.

—Tendrás que venir conmigo para responder unas preguntas. No será demasiado tiempo. Tus amigos pueden esperarte aquí si quieren.

—Regresad a las termas. Roy necesita un cambio de ropa y un baño caliente. Yo iré en cuanto termine —les dijo Haru al resto antes de irse con el policía.

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