Capítulo 15, episodio 3: la despedida del mecánico

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«Tercer paso: cerrar todas y cada una de las salidas y entradas a cualquier vehículo de la corporación. Persona designada: Delta»

Bajo la explanada delantera de la corporación Olympus se encontraba el gran aparcamiento en el que todos los vehículos terrestres se guardaban. La entrada a este lugar estaba bajo un acceso oculto justo delante de la puerta del edificio principal. Cada vez que regresaban de una misión, este acceso se abría, dejando a la vista una rampa que llevaba hasta el aparcamiento, lugar en donde se ponían a punto hasta la siguiente misión.

En la zona subterránea, a la derecha de la entrada estaba el puesto de control en donde Delta sus trabajos cuando no tenía alguna misión como parte de los Guerreros del Olimpo. Los mecánicos encargados del aparcamiento estaban trabajando en los últimos vehículos que habían regresado del fallido ataque a la mansión Fukugawa.

Delta entró al aparcamiento usando uno de los tres ascensores que comunicaban el vestíbulo del edificio principal con aquella zona, situados al lado del puesto de control. Al llegar, uno de los soldados que trabajaban en ese momento en el puesto levantó la vista de lo que estuviera haciendo y le saludó. Delta le hizo un gesto con la mano para que saliera y se acercase a hablar con él.

—Hazme un favor y reúne a todos. Tengo algo que comunicarles.

—En seguida, señor Delta.

Mientras el soldado hablaba con su compañero para que le ayudase a esparcir el mensaje de Delta, este se entretuvo en comprobar que la entrada principal del aparcamiento estuviese cerrada y en colocar unas cajas para que le sirvieran como lugar desde el que hablar a sus trabajadores.

Cuando los dos guardias hubieron reunido a todos los mecánicos del aparcamiento, Delta se sentó en las cajas, las cuales le permitían estar un poco por encima de las cabezas de sus trabajadores. Por el rabillo del ojo distinguió el color rojo de la armadura de Rho al otro lado de la ventana en la que se repartían las armas a los soldados que salían de misión.

—Bien, atención todos, por favor —Delta se aclaró la garganta—. Seré breve, pero no os preocupéis, que lo que os voy a contar no os afecta, de forma demasiado directa: La corporación Olympus procederá a cerrar durante un tiempo indefinido.

Al principio, ninguno de los mecánicos o de los dos soldados que escucharon esas palabras reaccionó, intentando asimilar lo que Delta acababa de decir. Cuando el primer mecánico habló fue para dejar salir el enfado que había provocado la noticia.

—¿Cómo que va a cerrar? ¿¡Y por tiempo indefinido!? ¿Qué significa eso?

Otras voces de los mecánicos se sumaron al primero.

—Pues significa eso, que durante mucho tiempo, este lugar estará cerrado.

—¿Por qué?

—¿Y nuestros trabajos?

—¡Puede que la corporación no sea lo mejor del mundo, pero al menos tenemos dinero al fin de mes!

—¡Tenemos familias a las que cuidar!

—¡Llevamos quince años trabajando aquí! ¡No nos pueden echar!

Entre la marabunta de voces que se quejaban por la noticia, los dos soldados lograron dirigirse una mirada y el que estaba más cerca del puesto de control se dio media vuelta con intención de llamar al presidente Lyon para confirmar aquella noticia. Delta se percató de esos movimientos y le cortó el paso con tres de sus drones esféricos.

Eso hizo que los mecánicos y los soldados se callaran y dirigieran sus miradas a Delta, sorprendidos.

—Gracias por dejar de gritar y perdonadme, tal ve me explicado mal —Delta volvió a mirar a la ventana de las armas y la vio cerrada—. He dicho que la corporación va a cerrar, pero tal vez tendría que haber dicho que la corporación Olympus va a caer hoy. No habrá un nuevo día para ella.

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