Aun si la situación del niño se había solucionado, todavía quedaba la auténtica amenaza que había iniciado toda esta situación. Omega corría hacia el grupo de soldados de la corporación, pero debido a la batalla que estaban teniendo, el grupo de soldados encontró a Omega a mitad de camino.
Los soldados de la corporación retrocedían debido a unos continuos ataques que estaban sufriendo. Algunos de ellos contratacaban, como los que tenían mochilas propulsoras, pero de forma general, todos los soldados allí presentes huían de algo o de alguien. O al menos eso hacían, hasta que vieron a Omega en medio de su ruta de escape.
— ¡Aquí hay otro! ¡Tenemos que abrirnos paso si queremos llegar a Hokkaido! ¡No dudéis en coger rehenes si fuese necesario!
Al escuchar las palabras del que parecía ser el capitán de este grupo de soldados, algunos de ellos dejaron de correr y apuntaron a Omega con sus armas. El resto siguió su camino en dirección a los bañistas que se habían escondido fuera de la playa.
Sin pararse a detener a los soldados que iban en dirección a los bañistas, Omega continuó su carrera hasta el capitán del pelotón y con la ayuda de un salto, el antiguo Guerrero del Olimpo le agarró de la cara. Con la ayuda de su propio peso y de la inercia del salto, Omega empujó y tiró al capitán sobre la arena de la playa. Con un sonido sordo producido por el golpe contra la arena, el líder de aquellos soldados quedó inconsciente.
Omega aún tenía apoyada la mano sobre la cabeza del capitán de los soldados cuando lanzó su siguiente ataque. Soltando al inconsciente soldado, Omega giró sobre uno de sus pies, lanzando una patada giratoria contra las piernas del siguiente soldado más próximo a él; el resultado fue que este segundo solado perdió el equilibrio por la patada. Tan pronto como el soldado despegó los pies del suelo, Omega repitió el mismo golpe que había dejado inconsciente al capitán.
—Y han caído dos —murmuró Omega, soltando la cabeza del segundo soldado.
— ¡Abrid fuego! —gritó otro de los soldados que apuntaban a Omega con sus armas.
Nada más oír la orden, tanto los soldados como Omega reaccionaron. Los soldados comenzaron a disparar al antiguo Guerrero del Olimpo, a lo que este realizó un salto hacia atrás para evitar la lluvia de balas, cargando los cuerpos inconscientes de ambos soldados. Al aterrizar una vez más, Omega usó su escudo de energía para para las balas que no pudo esquivar.
—Égida.
Las balas giraban como locas contra el escudo de energía que Omega había creado al abrir sus manos y estirar sus brazos hacia los soldados.
—Ahora no pareces tan peligroso como cuando has atacado al capitán y a ese otro soldado —dijo otro de los soldados mientras cambiaba de cargador para continuar el tiroteo contra Omega.
—Una pena que falles en proteger a todas esas personas —añadió otro soldado.
—No seáis ilusos. Solo os estoy distrayendo. Vuestros compañeros lo van a tener mucho peor que vosotros —les contestó Omega, que seguía con escudo levantado sin perder terreno.
Mientras esta parte del pelotón estaban distraídos con Omega, los soldados restantes que se dirigían a los bañistas estaban por conocer el auténtico terror que se ocultaba bajo la arena.
Unos pocos metros antes de que los soldados que iban en cabeza llegasen al escondite de los bañistas, la arena bajo sus pies se arremolinó y salió despedida hacia el cielo, arrastrándoles con ella. El resto de los soldados se pararon en seco al ver lo que acababa de pasar. Incluso los soldados voladores se pararon en pleno vuelo. Los soldados que había arrastrado el géiser de arena cayeron en la playa con golpes sordos.
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Olympus
FantasyEl día en que la última gota de petróleo fue extraída marcó el comienzo de una gran crisis sin precedentes. Ahora, con la última bolsa de gas natural bajo el poder de la corporación Olympus, el mundo tiene que buscar formas de sobrevivir a la escase...