Capítulo 10, episodio 3: misión cumplida

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Sarah estuvo inconsciente durante unos minutos más. Ni Guy ni Roy se preocuparon por ellos porque la chica reaccionó bien a un pellizco que Guy le proporcionó en un brazo, además de que respiraba con normalidad, como si estuviera dormida. Cuando se despertó, se incorporó con algo de esfuerzo y se quedó sentada en la cala, mirando a su alrededor como si no supiera dónde se encontraba.

— ¿Dónde...?

—Por fin has despertado.

Sarah se giró hacia la voz que le había hablado. A su lado vio a Roy.

— ¿Tú eres...? —preguntó Sarah, que seguía un poco desubicada.

—Soy Roy, un amigo que ha venido a ayudarte. ¡Guy! ¡Sarah está despierta!

Sarah se giró en la dirección a donde Roy estaba hablando. Allí vio a Guy corriendo hacia ellos dos.

— ¡Guy!

Sarah se intentó poner en pie muy deprisa, pero debido al tiempo que había estado inconsciente le pasó factura. Nada más ponerse en pie notó como la cabeza le daba vueltas y también notó un dolor en el lugar en que la roca le había impactado antes.

Guy recorrió la distancia que les separaba en escasos segundos y rodeó a Sarah con los brazos en un fuerte abrazo.

—Qué alegría que estés bien. Me tenías muy preocupada, Sarah.

— ¿Qué tal te ha ido la misión? —quiso saber Sarah, devolviéndole el abrazo a Guy.

Al escuchar aquello, Guy se separó de Sarah dedicándole una mirada llena de sorpresa.

— ¿Qué misión? ¿De qué estás hablando?

—Tu misión en las Feroe, ¿cuál si no? Y por cierto, ¿dónde estamos? Esto no se parece a la base de la corporación.

Sarah empezó a mirar a su alrededor, soltándose del abrazo de Guy. Este miró a Roy, quien se encogió de hombros ante la situación. Guy tenía una ligera idea de lo que podía estar pasando, pero no estaba del todo seguro.

—Esto... Sarah —dijo Guy tomando la iniciativa para explicarle lo que estaba pasando—, no estamos cerca de la corporación Olympus.

Con mucha calma e intentando contarle todos los detalles, Guy le explicó a Sarah la razón por la que estaban allí. De vez en cuando, Roy aportaba algún detalle, pero la mayor parte del tiempo fue Guy quien habló. Cuando terminó de hablar, él y Roy dejaron que Sarah se tomara unos minutos para asimilar la situación.

—Ya veo. Así que han pasado tres meses desde la misión de Guy y por si fuera poco, uno de los principales objetivos actuales de la corporación, es decir, Omega, le ha ayudado en todo esto —comentó Sarah a modo de mini resumen mientras jugueteaba con un mechón de su pelo—. Si la situación fuera distinta, ahora mismo te llevaría a la corporación Olympus, Roy. Pero te salvas por el hecho de ayudar a Guy. Gracias.

Sarah dijo aquello último con una sonrisa.

—No tienes que darlas, Sarah —contestó Roy. Un escalofrío le recorrió la espalda al ver la sonrisa de Sarah—. Va siendo hora de irme. No creo que la corporación quiera verme aquí cuando os recoja. Con un poco de suerte podremos hablar con más tranquilidad otro día.

—Gracias por todo, Roy —dijo Guy antes de acercarse al chico para susurrarle la siguiente parte—. Informaré a Alessio del resultado. También agradecería que mantuvieras en secreto que soy el topo.

Roy asintió y se alejó de la pareja despidiéndose con la mano antes de internarse en el bosque de la isla. Cuando Sarah y Guy se quedaron solos, este aprovechó el momento para devolverle el módulo Beta a la chica.

— ¿Cuánto sabe Roy? —preguntó Sarah, cogiendo su módulo de las manos de Guy.

—No demasiado. Piensa que soy el único topo —contestó Guy.

—Entonces podemos seguir con el juego de agente doble un poco más.

—Sí. Lo siento por él, pero por el momento es mejor que se mantenga al margen. Alguien tan joven e impulsivo podría causar problemas sin querer, como cuando fue a la sede de la corporación solo.

—Ya sabes que la próxima vez que le veamos será cuando todos los módulos activos estén juntos.

—Estoy al cien por cien al corriente de eso.

Guy y Sarah tuvieron que esperar unas pocas horas más antes de que llegase uno de los helicópteros de la corporación Olympus. Un poco antes de que su medio de transporte llegara, ambos activaron sus módulos y como Gamma y Beta, subieron al helicóptero que los llevó de regreso a la sede de la corporación.

En el transcurso de esas horas, Roy regresó al muelle dónde él y Guy alquilaron el bote y se lo devolvió a su legítimo propietario. Durante el trayecto de la isla Yuno hasta el muelle, comprobó los mensajes que le habían llegado al móvil. Por suerte, no había demasiados, solo unos pocos de parte de Kazue que le decían lo que estaban haciendo en Aomori.

En el último de esos mensajes le decía que regresarían al hotel sobre las seis, a tiempo para la cena. Roy comprobó la hora en su móvil y vio que eran un poco más de las cinco. Tenía unos cincuenta minutos para llegar a su habitación y fingir que no había salido de allí en todo el día.

A las seis en punto, la puerta de la habitación que Roy y Arata compartían se abrió y este último entró en la habitación.

—Roy, soy yo. ¿Qué tal te encuentras?

Al escuchar la voz de su amigo, Roy se asomó por la entrada al salón de la habitación.

—Hola, Arata —respondió Roy—. Ya me encuentro mucho mejor, le verdad.

—Me alegro de que te sientas mejor —dijo Arata pasando al salón de la habitación—. Las chicas han ido a sus habitaciones a dejar las cosas que han comprado y yo vengo a hacer lo mismo.

Arata dejó su mochila y un par de bolsas en el suelo, al lado de la televisión.

—Habéis pasado un buen día, ¿eh? Seguro que Kazue no ha dejado de decir que era un alivio que no estuviera allí.

Aquel comentario hizo reír a Arata.

—No seas así. Kazue no ha dicho nada como eso hoy. Venga, no hagamos esperar a las chicas y vayamos al comedor. Me muero de hambre.

Arata dejó la habitación primero con Roy siguiéndole y cerrando la puerta de la habitación tras ellos. Si durante la mañana de aquel mismo día Roy sentía que se pudo relajar en condiciones después de mucho tiempo, ahora sentía que era la primera vez que una misión que realizaba como parte de los Guerreros del Olimpo terminaba de forma correcta.

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