Durante un par de horas, Roy siguió las instrucciones que tenía el mensaje. Cogió el tren que debía y siguió el mapa que le indicaba dónde era la reunión. La persona que había citado a Roy aquel día lo había hecho cerca de un río de las montañas que rodeaban la ciudad de Shasuika.
El mapa que tenía Roy en el móvil le indicaba que tenía que internarse en el bosque para llegar hasta el río. Tras andar un poco esquivando algunas ramas, raíces y arbustos, Roy llegó a una zona que le llamó la atención. No porque hubiera salido del bosque o porque hubiera llegado al río, aquella zona tenía una vegetación un poco rara. No parecía tan verde como la que había dejado atrás, era más oscura y tenía un toque artificial.
Otra cosa que llamó la atención de Roy fue la tierra que tenía bajo sus pies, que estaba revuelta y fuera de lugar, como si alguien la hubiera movido con algo extremadamente pesado. Roy miró una vez más las instrucciones que tenía en el móvil y comprobó que había una indicación que hablaba de tierra removida.
También decían que una vez que llegaba al camino de tierra removida, lo siguiera hacia la derecha, tras dejar el bosque del que acababa de salir a su espalda. Roy se guardó el móvil en el bolsillo y siguió el camino que le decían las instrucciones. Tras unos minutos, llegó al río y al lado de la orilla, a unos pocos pasos de donde estaba, había una vieja caravana, la cual había visto días mejores.
Roy se acercó a la vieja caravana, de color negro con detalles en plateado. Tenía algunas manchas de barro y óxido en los laterales y contaba con un panel solar sobre su techo para suministrar energía y acumularla en los recolectores que tenía en la parte de atrás.
Roy dio unos golpes en la puerta de la carava y esperó a una respuesta del interior.
Una respuesta que nunca llegó. Roy miró la hora en su móvil y se dio cuenta de que llevaba esperando casi diez minutos y que pasaban quince de la hora a la que habían quedado. Guardándose el móvil una vez más en el bolsillo, Roy volvió a llamar a la puerta de la caravana.
-Será mejor que no le des muy fuerte a esa puerta o me vas a dejar sin ella.
Para sorpresa de Roy, la respuesta no vino del interior de la caravana, si no del exterior. Al mirar en la dirección de la que venía la voz, Roy vio a una persona de unos treinta y tantos años, sin llegar a los cuarenta. Tenía el pelo rubio y corto, con una barba que le decoraba la cara y las mejillas. Bajo uno de sus brazos llevaba una silla de tela y una caña de pesca. En la otra mano tenía un cubo con agua y en donde se podía ver la cola de algún pez.
-Llegas tarde Alessio. -dijo Roy al ver a aquel hombre. - ¿No había ningún lugar mejor para esconderse?
-Este es un buen lugar. Río arriba hay una charca que está llena de peces y gracias a ellos tenemos comida.
Alessio levantó el cubo con los peces en su interior para que Roy los pudiera ver. Alessio dejó el cubo de los peces en los brazos de Roy para poder abrir la puerta de la caravana.
-Vamos pasa, estás en tu casa.
La caravana no era especialmente lujosa, pero sí que permitía vivir a una sola persona allí. En la parte de atrás estaba la única habitación, con la ducha y el cuarto de baño. Al lado de la puerta estaba la cocina y una pantalla de televisión. Justo enfrente de la puerta había un par de sofás con una mesa entre ellos y encima de estos, había tres armarios. Dos de ellos estaban cerrados y en el que estaba abierto se podía ver una colección de películas y varios libros.
-Hacía bastante que no estaba en esta vieja caravana. -dijo Roy tras dejar el cubo con los peces sobre la cocina.
-No estabas desde que te llevé a la mansión Fukugawa. -dijo Alessio desde la habitación, donde estaba dejando la caña de pesca y la silla de tela. - ¿Y qué es de tu vida en la mansión? Muy diferente a las casas de acogida, ¿no?
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Olympus
FantasiaEl día en que la última gota de petróleo fue extraída marcó el comienzo de una gran crisis sin precedentes. Ahora, con la última bolsa de gas natural bajo el poder de la corporación Olympus, el mundo tiene que buscar formas de sobrevivir a la escase...