Cap.4, parte b: El día en que los engranajes se movieron

1 0 0
                                    

Mientras Roy y Alessio hablaban, Delta patrullaba los pasillos y los patios de la escuela con sus seis drones. Él estaba sentado en la silla del despacho del director, usando su propio ordenador para comprobar las imágenes que los drones recogían.

En la sala de anuncios, Theta acababa de pulsar el botón que encendía y apagaba el micrófono. Junto a ella estaba el director, sentado en el silla que normalmente usaba el alumno encargado de leer los anuncios.

-Y con esto ya está todo. Tengo que decir que has sido muy bueno y como recompensa, has conseguido que tus alumnos y profesores vivan unas horas más.

-Esto es por esos dos europeos... -dijo el director, rojo por la rabia que sentía.

- ¿Europeos? -preguntó Theta, interesada por lo que acababa de oír.

-La entrenadora Jessica y ese alumno que ha venido nuevo este año. Si nunca los hubiera aceptado, vosotros dos y la corporación Olympus nunca nos hubierais atacado.

Theta respondió al director con una patada a la silla en la que estaba sentado, provocando que este cayera al suelo. Antes de que el director se pudiera levantar, Theta le sujetó por la solapa de su chaqueta y lo empujó contra la pared. Con la mano que tenía libre, Theta apuntó al cuello del director con sus dedos y la punta de uno de sus látigos asomó, goteando veneno.

-Te lo voy a decir una única vez. Europeos, japoneses, africanos, americanos, australianos... no importa de dónde venimos o a dónde vamos. Estoy segura de que esos dos no han venido a esta escuela a causar problemas. Si quieres echarle la culpa a alguien, ahí tienes a la corporación Olympus. Cualquier otro europeo que veas, donde sea, no tiene nada que ver con la corporación. ¿Entendido?

El director no le quitaba el ojo a la punta del látigo metálico de Theta y a las pequeñas gotas de veneno que caían de él. Desde que Theta le mantenía sujeto, el director no había dejado de sudar y de respirar entrecortadamente por el miedo. Tras escuchar lo que Theta había dicho, el director asintió lentamente.

Tras eso, Theta le soltó y lo dejó allí, tirado en el suelo, no sin antes romper la mesa de mezclas y el micrófono con sus látigos.

-Creo que te vendrá bien un rato a solas para pensar quién es peor, si esos dos europeos o el inútil director de esta escuela.

Theta salió de la habitación, cerrando la puerta con un portazo. Una vez en el pasillo, ella misma cerró el cerrojo que Delta había ideado para mantener cerradas todas las puertas de la escuela. Un dispositivo electrónico que oculta la cerradura y el pomo de la puerta, anclándose a la pared y con cerradura eléctrica.

-Delta, parece ser que en esta escuela hay dos personas europeas. -dijo Theta, tocando la parte lateral de su máscara para comunicarse con Delta.

- "¿En serio? Menuda sorpresa ¿Cómo nos afecta eso a nosotros?"

-De ninguna forma, pero el director de esta escuela piensa que es culpa de esos dos que nosotros hayamos atacado hoy. Ya me he encargado de dejarle las cosas claras.

- "Espero que no hayas hecho nada indebido."

-Para nada. Pero ahora mismo está castigado, pensando en lo que ha dicho.

Antes de que Delta pudiera responder, Theta cortó la comunicación y siguió caminando por el vacío pasillo, en donde sólo se podían oír las voces de los alumnos que estaban encerrados en las clases.

Algunos de los alumnos de la clase de Roy y de Kazue estaban intentando abrir la puerta por la fuerza, ya fuera lanzándola sillas o mesas o tirando de ella con todas sus fuerzas. A pesar de todo esto, la puerta no cedió ni un milímetro.

OlympusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora