Capítulo 13, episodio 1: asalto a la mansión Fukugawa

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La mansión Fukugawa se encontraba rodeada por los soldados de la corporación Olympus. Con ayuda de los tanques que tenían con ellos, habían bloqueado las carreteras que llevaban hasta la mansión, impidiendo que la policía de la ciudad de Shasuika, apoyada por miembros del ejército japonés y la FALE, lograsen llegar y detener el ataque de la corporación.

Mientras que una pequeña parte de los soldados invasores se enfrentaba a la policía, el resto se mantenía a la espera. Unos grandes focos iluminaban los jardines y los muros de la mansión. Dentro, los miembros del servicio evacuaban el lugar por el pasillo de estilo tradicional japonés y saliendo al jardín trasero.

Fuera de los muros de los jardines, el capitán responsable del asalto esperaba las órdenes del presidente Adrian para dar comienzo el ataque.

Y precisamente, el presidente de la corporación Olympus estaba observando la operación contra la mansión desde su despacho, sentado tras su escritorio, en la pantalla que tenía colgada en la pared. Un pequeño grupo de trabajadores de la corporación se movían de un lado a otro de la habitación, terminando de preparar los equipos para que Adrian pudiera dar sus órdenes.

—Señor presidente, las tropas están en posición y nuestros drones están captando las imágenes. También hemos podido confirmar la presencia de un helicóptero de la televisión japonesa.

— ¿Y la policía? —preguntó el presidente, con su cabeza apoyada en su puño izquierdo, sin apartar la mirada de la pantalla.

—Están controlados, señor. El último informe indicaba que no han podido traspasar la línea de contención que han preparado nuestros soldados.

—Por fin una buena noticia. ¡Tu! —El presidente Adrian señaló a otro de los trabajadores— Sintoniza las noticias japonesas e internacionales. Quiero asegurarme de que Haruo Fukugawa y la FALE están viendo esto. Han de saber lo vulnerables que son.

El trabajado se puso manos a la obra y la pantalla del despacho mostró otras dos ventanas con las noticias, tal y como el presidente quería.

—Los soldados han localizado vida dentro de la mansión, señor. ¿Alguna orden para tratar con ellos?

—La única que nos interesa es la hija de Fukugawa. La necesitamos viva para usarla como cebo para atraerlo. Pueden acabar con el resto.

En otra parte del mundo, en la sede de la FALE también se estaba siguiendo lo que ocurría en aquellos momentos en la mansión. Todos los líderes se habían reunido en la sala de juntas para seguir las noticias. Todos estaban sentados, salvo Haruo.

El padre de la familia Fukugawa no dejaba de dar vueltas por la sala, revolviéndose el pelo por los nervios y con el móvil pegado a la oreja. Sus gafas estaban sobre la punta de su nariz y a punto de caerse. Varias gotas de sudor resbalaban por su cara.

—Vamos, maldita sea. ¿Por qué nadie contesta al teléfono?

Lee Minho miraba a Haruo por el rabillo del ojo y de vez en cuando lanzaba una mirada muy seria a la pantalla, esperando a que el ataque de la corporación Olympus diese comienzo.

«Ese Adrian... ¿Qué está planeando ahora?» pensó Lee, al mismo tiempo que se mordía la uña del pulgar derecho.

De regreso a la mansión Fukugawa, el capitán había recibido las órdenes del presidente y el mismo se encargó de transmitirlas a sus soldados.

—El presidente Adrian quiere a la hija de Haruo Fukugawa viva. El resto del personal de la mansión puede perecer. Damos por iniciado el operativo contra la mansión. ¡Todas las tropas al ataque!

Las palabras del capitán llegaron a los soldados presentes en aquel campo de batalla y fue entonces cuando comenzó el caos.

En distintas partes el ataque era contemplado. Kazue, en la casa de la montaña, apretaba el respaldo del sofá con sus manos. Por su parte, Roy y el resto de los Guerreros del Olimpo observaban lo que ocurría como si fuera algo, por desgracia, normal.

Himiko y Arata, Haru y Risa, la entrenadora Jessica, Haruo, Lee y el resto de los líderes de la FALE, Adrian Iordanou... Infinidad de ojos veían como los primeros soldados del corporación irrumpían en los jardines de la mansión con intención de asaltarla.

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