Cap. 1, parte b: Un mundo sin energía

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De regreso en la mansión Fukugawa, Roy estaba leyendo un libro en su habitación cuando un ligero pitido captó su atención. Dejando el libro sobre el escritorio, Roy buscó de dónde provenía aquel pitido y pronto lo encontró: provenía de una de las cajas que contenían sus pocas pertenencias.

Al abrir la caja, Roy vio una tenue luz verde bajo toda la ropa que tenía allí dentro. Tras meter las manos y revolver la ropa un poco, Roy sacó una especie de objeto metálico y de forma hexagonal. En el centro tenía un cristal verde que era el que emitía aquella tenue luz.

Roy lo miró extrañado y al pulsar el cristal verde del centro, se desplegó uno de los lados del hexágono, mostrando una vista de la mansión y de las calles que la rodeaban en forma de mapeado.

-Llevas sin sonar mucho tiempo, ¿qué has detectado ahora?

Roy observó el mapa de la zona. De la zona que correspondía a la carretera que había delante de la mansión, un pequeño punto avanzaba a mucha velocidad en dirección a la mansión. Aquel punto se detuvo justo al llegar a la mansión, exactamente a la zona donde Roy se encontraba.

Lo siguiente que Roy supo fue que algo atravesó la pared del almacén en el que se encontraba, saliendo por la pared contraria. Tras unos segundos, la cosa que había atravesado las paredes regresó e hizo lo mismo con las otras dos paredes, repitiendo el proceso hasta que todas las paredes del almacén estuvieron agujereadas y no pudieron soportar el peso del techo. Todo el almacén se vino abajo con Roy en su interior.

El estruendo del derrumbe atrajo la atención de los habitantes de la mansión. Algunos de las doncellas y de los mayordomos de la familia Fukugawa se dirigieron al lugar del estruendo para ver qué había pasado. En el primer piso de la mansión, Kazue salió de su habitación y se dirigió a las escaleras del vestíbulo para ver qué había pasado, alertada por el mismo estruendo.

- ¿Qué es lo que ha pasado? -preguntó Kazue desde la parte de arriba de las escaleras.

-Parece ser que uno de los almacenes que hay en la parte de atrás de la mansión se ha derrumbado. Por favor, quédese aquí, señorita. -respondió una de las doncellas.

-Voy con vosotras.

Kazue empezó a bajar las escaleras cuando la misma cosa que había provocado el derrumbe del almacén atravesó una de las ventanas de la mansión. Aquella cosa volaba directa hacia Kazue, quien gracias a sus reflejos, pudo tirarse al suelo. El problema fue que al hacer eso, Kazue cayó rodando por las escaleras hasta el suelo del vestíbulo.

Las doncellas y los mayordomos que seguían allí fueron inmediatamente a ayudar a Kazue

- ¡Señorita! ¿Se encuentra bien? -preguntó la primera doncella que llegó hasta Kazue.

-Sí... pero id rápidamente al almacén... dijo Kazue tras sentarse en el suelo.

-Ya ha ido alguien. No se preocupe por eso. -respondió uno de los mayordomos.

Al oír eso, Kazue miró hacia las escaleras y allí vio lo que fuera que la había atacado. Era una esfera de color verde y metálica. Parecía tener una especie de lente de una cámara en su parte frontal. Unos pequeños rayos la rodeaban. Por si fuera poco, la esfera parecía estar mirando directamente a Kazue.

Fuera de la mansión, la misma doncella que aquella mañana se encargó de llamar a Roy se dirigía hacia el almacén corriendo. Debido al derrumbe, parte del pasillo había caído y cortado el paso. La doncella tuvo que salir al jardín trasero y seguir por allí los pocos metros que la separaban de las ruinas del almacén.

Al llegar a lo que antes fue el almacén y la habitación de Roy, la doncella ahogó un grito por lo que había pasado. Rápidamente se puso a buscar algún hueco por el que intentar colarse para buscar a Roy. Precisamente, de un pequeño hueco a la altura del suelo, pudo oír el sonido de alguien arrastrándose acompañado por sus gruñidos por el esfuerzo.

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