60.- El conejo durmiente

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(Capítulo con varios narradores)

Narra Shoto

Cuando llegué a la oscura sala del hospital de Hosu, pude verlo dormir plácidamente sobre la camilla de hospital como si tratara de expandirse por toda la superficie mientras le salía babilla de la boca. Y por primera vez en los 3 últimos días, por fin pude sentir un gran alivio brotando de mí.

- ¡Je! Tenko... Ya he llegado - dije, sin poder evitar la sonrisa.

Me dirigí a la silla de al lado de su camilla y dejé la peluca sobre la mesilla de al lado.

- Yaoyorozu-san se fue cuando llegamos. Endeavor me dijo que me esperaba una buena en casa, pero al menos me ha dejado verte, así que no me quejo. Y estás en el hospital de Hosu, Endeavor te ha traído hasta aquí, y después de una hora y media yendo de metro en metro llegué.

Me callé con la intención de recibir respuesta, pero se me olvidó que estaba dormido.

- Perdón, estás dormido y no puedes responder, se me olvidó...

Espere unos segundos hasta que me acordé.

- Sé que no me escuchas, pero sé que me preguntarías por ella. Ashido-san está a salvo, quería venir con nosotros, pero sabía que no me habrías perdonado de haberla dejado, así que me las apañé para que fuéramos a su casa y la dejé inconsciente de un golpe en la nuca.

Después de esas palabras, el silencio conquistó la sala, y sin poder contenerme le dije lo que quería decir desde un principio, pero no me atrevía.

- La verdad, no sé por qué estoy evitando esto... Lo que dijiste en el campamento,"te prometo, que a veces cuesta estar ahí diariamente viendo a alguien que sufre diariamente sin saber que hacer para ayudarlo"... Fue eso exactamente lo que dijiste, ¿No? - empezando a sentir como se me humedecían los ojos - En ese momento pensé que lo mejor era alegrarme de que nos volvieras a hablar... De que me volvieras ha hablar, pero sabía... Que esas palabras... Se dirigían a mí. Pensé, y me di cuenta de que me centré tanto en mí que no me di cuenta de ti. ¿Pero qué digo? Ni siquiera te diste tú cuenta de ti mismo por ayudarme y no dejarme solo.

Suspiré profundamente, en un vano intento por retener las lágrimas.

- Tú me has visto triste y enfadado, y siempre has sabido volverme a hacer sonreír. Y aún así no sabía qué hacer cuando te vi triste por primera vez - dije, secándome las lágrimas - Por eso, cuando despiertes hablaremos largo y tendido sobre este tema, porque has tenido que reprimir tantas veces tu odio que ya lo haces inconscientemente. Y quiero que lo liberes todo, y yo quiero estar ahí... Porque... ¡Quiero conocerte estando triste! ¡Quiero conocerte estando con ganas de destruirlo todo! No... No quiero volver a mirarte a los ojos y sentir que observo a un desconocido...

Me levanté de la silla y puse a Tenko con las piernas rectas y los abrazos pegados a los lados de su torso. Después lo arropé, y con el pulgar le quite la baba de la barbilla.

- Buenas noches, Tenko, que sueñes con los "tú-s".

Me dirigí a la puerta y al abrirla me los encontré.

- Hola, señor y señora Usagiyama. Yo ya me iba.

Keigo: Pues hasta la próxima, Shoto.

El hijo de dos grandes heroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora