1.-Mi comienzo

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Eran las 6:30 de la mañana, así que aproveché el tiempo para ponerme ropa cómoda y salir a correr.

Volví a las 7:40, y aún quedaba tiempo para la prueba de acceso, así que subí las escaleras de mi casa y me fui directo al baño darme una ducha con agua caliente. Después me fui a mi cuarto y me puse el uniforme de mi escuela de secundaria.

Mientras bajaba las escaleras podía apreciar el olor de las tortitas de zanahoria que mi madre estaba haciendo para el desayuno; con tan solo ese olor me entró tanta hambre que pegué un salto sobrevolando las escaleras, y así llegar antes a la cocina.

Con el olor de las tortitas junto con la voz de mi madre tarareando la canción de xxxxxxx, entré en la cocina con la moral subida por el desayuno y por lo que me esperaba hoy.

- ¡Buenos días, mami!

Mi madre se abalanzó sobre mí para darme un gran abrazo.

Rumi: ¡Buenos días, conejito!

- Mamá, me aprietas demasiado - conseguí decir, pese a la falta de oxígeno en los pulmones.

Rumi: ¡Ay! Pero es tu día, hijo. Espero que te salga bien la prueba, te has esforzado mucho para poder aprobarla.

- G-gracias, mamá - consiguiendo liberarme del abrazo - Una pregunta...

Rumi: ¿Sí?

-¿Papá está en casa?

Rumi: Mmmm... Lo siento, conejito, pero... - cada vez con un semblante más serio y triste.

- N-n-no pasa nada mamá, lo entiendo...

Rumi: Jajaja.

- ¡¿Qué pasa mamá?! - impactado.

Rumi: Pues que te lo has creído, conejito.

-¡¿Qué?! ¡Está en casa!

Rumi: Pues claro. ¿En serio creíste que no estaría para desearte suerte?

- Bueno...

Rumi: ¡Ah, sí! Si crees que yo me he pasado con el abrazo, tan solo piensa en lo sensible que se pone él  - mostrándome una sonrisa que tan solo podía inspirar miedo.

En ese momento empecé a escuchar unos pasos que bajaban de las escaleras. Mi cuerpo empezó a tensarse por lo que me esperaba.
De un salto apareció papá para abalanzarse sobre mí y darme otro abrazo.

- ¡Venga ya con los abrazos, que tengo que desayunar!

Keigo: ¿¡Cómo quieres que te suelte, si para la próxima vez que te abrace seguramente será en el día de tu boda!? Que rápido crece... ¡¿No, amor?!

Rumi: La verdad es que sí - uniéndose al abrazo.

- ¿¡Pero cómo que "el día de mi boda"!? Si solo tengo 15 años, y además no va a pasar nada del otro mundo.

En ese momento mis padres dejaron de abrazarme.

Rumi/Keigo: ¿¡Cómo que no es nada del otro mundo!?

Keigo: Vas a empezar tu camino para llegar a ser un héroe profesional, pollito. Tienes que darte cuenta de que es un camino duro y con altibajos.

Rumi: Pero pase lo que pase, siempre te apoyaremos. Ahora te toca entrenar más que nunca, y comerte el mundo de un bocado.

- G-gracias.

Keigo: No lo agradezcas. Vamos a desayunar, ¿Vale? Tu madre ha hecho unas deliciosas tortitas de zanahoria, que encima son muy sanas.

Así tuvimos un perfecto desayuno en familia.

- Bueno... Creo que me voy ya...

Keigo: Suerte, pollito.

El hijo de dos grandes heroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora