Capítulo XVII

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—Vamos a dar un paseo, Harry —era Hermione, acorralándolo después del refrigerio en Hogsmeade. Había sido un asunto resacoso pero agradable, la mayoría de octavos años más Ginny. Harry se dirigía a Honeydukes cuando Hermione entrelazó su brazo con el de él.

— ¿Qué pasa con Ron?

— ¿Ron? Ha ido a mirar material de Quidditch para esa liga de la que tú y Dean hablaban esta mañana. Yo quiero unas plumas nuevas, así que me dirijo a Scrivenshaft's y luego tal vez a Tomes y Pergaminos, ninguna de las cuales atrae a Ron. Sí, somos novios, eso no quiere decir que estemos adheridos quirúrgicamente.

—Sí, por supuesto que me gustaría caminar contigo —aceptó Harry con sinceridad—. Si no te importa una parada en Honeydukes, también.

—Nunca digo que no a un cacao caliente de Honeydukes. —sonrió Hermione, soltando su brazo con un afectuoso apretón.

—Entonces —comenzó Harry—, ¿cómo van las cosas?

—Están muy bien, gracias, Harry. Estoy disfrutando mucho de volver a ser una estudiante, ¿sabes? Me pregunté un poco si me costaría volver a serlo, pero creo que la rutina me ha ayudado mucho. ¿Cómo van las cosas contigo?

—Las cosas conmigo... —repitió Harry— eh bien, creo. Preocupado por este lío de Slytherin. Espero que sólo sean algunos alumnos enfadados, pero la última reunión del ED me pareció más siniestra que eso. ¿Se sabe algo de McGonagall?

Hermione negó con la cabeza.

—La pequeña Lum sigue inconsciente, estable, pero creen que aún pueden pasar unos días antes de que despierte. Realmente hemos hecho un gran daño, me siento terriblemente mal. Debería haber mirado con más cuidado antes de reaccionar. Es que estoy tan cansada de verte herido.

—Lo sé —contestó Harry con suavidad—, lo siento, me entró el pánico y Ron tenía mi varita; fue lo único que se me ocurrió hacer.

—Supongo que desear que te alejes del peligro en lugar de meterte de cabeza en él es una tontería —suspiró ella—, ya debería saberlo.

Los dos habían llegado a Scrivenshaft's para entonces y se sumergieron en el interior de la inmaculada tienda.

—Oh —dijo Harry, mientras examinaban una vitrina de elegantes plumas de halcón a rayas—, ¿te he dicho que tengo una pista sobre la situación de las sábanas?

Hermione miró alrededor de la tienda, estaba llena de estudiantes de Hogwarts, pero nadie les prestaba atención. O al menos Harry pensó que no lo hacían, justo hasta que un trío de jóvenes brujas se le acercaron.

—Eh, perdón —dijo Harry—, ¿quieren mirar las plumas de halcón?

Las chicas, quizá de cuarto año, adivinó Harry, y a juzgar por sus bufandas, dos Ravenclaw y una Hufflepuff, soltaron una risita.

—No —respondió la Hufflepuff—, nosotras... sólo queríamos saludar.

—Oh —dijo Harry, deseando mucho que este momento terminara—, hola.

—Estuvimos en la reunión del ED —habló una de las chicas de Ravenclaw, sonrojándose vivamente—. Fue muy decente de tu parte proteger a Draco Malfoy de esa manera.

—De hecho —respondió Harry con frialdad—, lo hubiera hecho con cualquier otra persona.

— ¡Oh! —dijo una Ravenclaw, obviamente captando su reacción poco favorable— ¡Lo sabemos! Es que tú eres Harry Potter —bajó la voz— y él es un mortífago.

Harry las evaluó; podía ver su nerviosismo y emoción, sabiendo que se habían convencido de venir aquí por ello. Sabía que no debía irritarse con ellas, sólo eran niñas y sus intenciones parecían bastante genuinas.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora