Capítulo LXXII

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Harry se reunió con Clark en el aula habitual para las clases de Oclumancia de esa tarde. Harry llegó unos minutos tarde y se sorprendió al no encontrar a un impaciente Draco esperándole.

- ¿Draco no está aquí? -preguntó Harry.

-Aparentemente no -respondió Clark-. Estará bien imponer la puntualidad sobre él por una vez.

-Hm -coincidió Harry con una media sonrisa. No habían tenido clases por la tarde juntos, y Draco tampoco había estado en la cena. Harry había supuesto que estaba en la biblioteca, ya que llevaba unos días angustiado por una tarea de Aritmancia especialmente desagradable. Harry consultó su reloj, que le aseguró que Draco seguía en la escuela. Sin embargo, no era normal que no se presentara a las clases de Oclumancia. Harry invocó su patronus.

- '¿Te unes a Clark y a mí para las pociones de recuperación esta tarde?'

Clark se quedó boquiabierto ante el ciervo brillante.

- ¡Genial! -jadeó, demasiado aturdido para preguntar sobre lo de las pociones de recuperación- ¿Qué es eso?

-Es un patronus. Se utiliza sobre todo para protegerse de los dementores, pero es poco probable que te encuentres con ellos pronto. Sin embargo, es útil para enviar mensajes, si no te importa ser un poco llamativo.

Clark tenía una docena más de preguntas sobre dementores y patronus que Harry respondió con gusto, pero después de que pasaran diez minutos y Draco siguiera sin aparecer, empezó a sentir un nudo de preocupación detrás de sus costillas. Volvió a comprobar su reloj, pero no había ningún cambio en el paradero de Draco.

-Me temo que habrá que cambiar la cita -dijo Harry-. Me gustaría encontrar a Draco, asegurarme de que está bien.

Clark se metió las manos en los bolsillos, arrugando su pecosa nariz.

-Si alguien puede cuidar de sí mismo, se diría que es él.

Harry puso una mano en el hombro de Clark, guiándolos hacia afuera.

-Pero no está de más que los demás también tengan un ojo puesto en él. Nadie puede cuidar de sí mismo todo el tiempo. Hablando de eso, quería preguntarte: ¿todas tus cosas sobrevivieron al incendio? ¿Hubo algo demasiado dañado por el humo? Supongo que Draco te dio el pijama nuevo.

-Eh, sí. Lo hizo. Supongo que fue idea tuya, así que gracias.

Harry notó que las puntas de las orejas de Clark se tornaban de un color rosa, combinando graciosamente con el color de cabello del chico.

- ¿No es de tu agrado? -preguntó Harry.

-Oh, no, está... bien. Has sido muy amable, Harry, gracias.

- ¿Pero?

Clark se removió inquieto.

-Está bien -incitó Harry, con suavidad-. Nadie se va a enfadar si no te gusta. Podemos simplemente cambiarla o algo.

Clark se miraba los zapatos, la nuca de su delgado cuello toda roja de incomodidad mientras caminaban juntos por el pasillo.

-No es que no me guste, exactamente -dijo-. Obviamente es muy... bonita. Como muy, muy agradable. Y no quiero que pienses que no estoy agradecido. Necesitaba una nueva a causa del incendio y porque no paro de crecer y de que me queden pequeñas todas las malditas cosas que tengo.

-No eres desagradecido -le aseguró Harry-. No es ingrato que algo no te guste.

-Es que es... un poco demasiado. -admitió Clark.

Harry se rio.

-Oh, Merlín, ¿qué tiene entonces?

-Es, ehm, de seda. Y a rayas. Y tiene mis iniciales bordadas en el bolsillo. Todo parece muy de club de yates. No es que haya pisado nunca un yate.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora