Capítulo XXV

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Harry se dio cuenta, al poco de empezar la sesión de besos, de que tendría que hacer una pausa por motivos relacionados con los mocos. Se separó de Draco y arrancó el pañuelo de la mano del otro chico, marcado con el intrincado escudo de la casa Malfoy cosido sobre las iniciales DLM.

Parecía casi demasiado bonito para usarlo, pero las opciones eran escasas. Primero se limpió las gafas empañadas por las lágrimas y luego lo utilizó en su nariz.

Draco hizo un gesto de asco

—No puedo evitar que pase esto cuando lloro, eso es simplemente biología. —Harry hizo un gesto para devolverle el pañuelo y Draco dio un salto hacia atrás horrorizado.

— ¡Claro que no, quémalo!

— ¿Ahora quién tiene demasiadas malditas sensibilidades? —refunfuñó Harry, metiendo la seda sucia en el bolsillo y poniéndose en pie. Se pasó una mano por el desastre permanente que era su pelo, sintiéndose cohibido— Gracias —murmuró—, siento todo eso. —señaló vagamente el suelo como si un gesto de la mano y una referencia velada pudieran sustituir a un derrumbe semi-delirante.

Draco, ahora de pie también con las manos en la parte baja de la espalda, se arqueó hacia atrás, girando la cabeza en una dirección y luego en la otra, como en un intento de romperse el cuello. Era la imagen de la indiferencia.

—Está bien, Potter, de verdad. —reiteró.

— ¿Té? —preguntó Harry.

—Té. —asintió Draco.

Justo antes de que llegaran a la puerta para salir del aula, Malfoy se agarró al brazo de Harry. Harry se detuvo, sorprendido.

— ¿Qué? —preguntó.

Draco le agarró el jersey y empujó la boca de Harry con la suya, besándolo.

—Voy a pasar el resto del día mirando tu cara estúpidamente atractiva y sin poder tocarla —murmuró—. Me estoy cansando un poco de todo lo que no se toca, sinceramente. Deja que me sacie un minuto, ¿quieres?

Harry, un poco sorprendido y también más que complacido, sonrió y le dio otro beso. Tomó a Draco por la cintura y lo hizo girar, presionando al otro chico contra la puerta. Malfoy hizo un ruido de aprobación y Harry deslizó un muslo entre sus piernas, inmovilizándolo allí.

—No estoy seguro de poder saciarme de ti. —observó al sentir la respuesta del cuerpo de Draco. Empujó su pierna más cerca.

—No —contestó Draco, con un jadeo de satisfacción que contradecía su tono imperturbable—, no sospecho que puedas.

Harry se rio, pellizcando la mandíbula de Draco.

—Merlín, eres un pequeño engreído.

—Mm, es una pena que tengas tanta debilidad por los imbéciles engreídos.

Harry sólo pudo reírse porque realmente tenía una debilidad.

***

— ¿Pansy está bien? —preguntó Harry mientras se sentaban a tomar el té en la sala común un rato después— Quiero decir, obviamente no te estoy pidiendo que compartas sus asuntos privados.

—Será mejor que circule la tropa —suspiró Draco—, hemos tenido otro ataque.

— ¡Ron, Hermione! —gritó Harry a la pareja, que estaba acurrucada en un sofá cercano.

Draco se estremeció como si se sintiera personalmente ofendido.

—Tus modales podrían ser revisados. —informó a Harry.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora