Capítulo XXII

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Los dos chicos mayores acompañaron a Clark de vuelta a la entrada del dormitorio de Slytherin, Draco insistió en que tomaran rutas comunes.

—Bien, ahora te han visto con Harry —explicó—. Cuando la gente pregunte, encógete de hombros y di que te está ayudando con algunos hechizos más avanzados. Luego cambia de tema, hazte el interesante. No respondas a más preguntas.

—No va a ser un problema, nadie habla conmigo. —fue la sombría respuesta de Clark.

—Ahora lo harán. —aseguró Malfoy.

Draco y Harry regresaron a la sala común de octavo año y se encontraron con el habitual bullicio nocturno. Había pequeños grupos de estudiantes reunidos para charlar o estudiar. Neville estaba cerca del fuego con el gato negro de Millie acurrucado en su regazo, y Harry no podría decir exactamente quién parecía más contento. Hermione y Pansy estaban concentradas en sus textos de Aritmancia, con las plumas volando, coincidiendo con expresiones decididas.

— ¡Eh, Harry! —gritó Ron, quien estaba sentado con Dean en una mesa. Los dos tenían tazas de té. El té se veía bien.

—Un momento, amigo —le devolvió Harry, y luego a Malfoy—. ¿Té?

—Mm... —asintió Draco.

Unos minutos después, con el té en la mano, los dos se acomodaron en la mesa con los otros chicos.

— ¿Cómo ha ido? —preguntó Ron.

—No fue tan terrible —respondió Harry—. En realidad, hizo un avance que era mucho más de lo que esperaba.

— ¡Eso es brillante! —Ron estuvo de acuerdo— Ahora, necesitamos tu opinión sobre esto -la tuya también, Malfoy-. Muy bien, los últimos partidos de Quidditch han sido divertidos.

Y lo habían sido: un par de equipos de octavo año, Draco y Harry enfrentados entre sí, pero sin nada en juego, sin la rabia ni el ego de años anteriores, sólo buenos momentos con los compañeros. Se sentía muy bien estar de nuevo en una escoba, surcando los cielos en busca de ese destello de oro.

—Pero —dijo Ron—, sólo hay un número limitado de veces que podemos jugar, los catorce. Además, con ustedes dos en juego, Dean aquí nunca es buscador.

— ¡Oh! —se sorprendió Harry— ¡Oh, diablos, Dean, no sabía que querías hacerlo! No es importante, puedes buscar el próximo partido, a mí no me importa sentarme en uno, o probar mi mano en la persecución, aunque no sea tan bueno.

—No es probable, amigo —Dean le dedicó una sonrisa fácil—, créeme, nadie me tomará cuando están ustedes dos en juego. De todos modos, eso no es lo que nos tiene a Weasley y a mí maquinando.

—Estábamos pensando —continuó Ron, su voz se hacía más enfática con su emoción—, se volverá aburrido seguir jugando con el mismo equipo una y otra vez, así que ¿por qué no lo ampliamos?

— ¿Hay más octavos años interesados en jugar? —preguntó Harry, un poco escéptico. Por lo que sabía, ya se habían apuntado unos cuantos alumnos menos entusiastas, y no estaba seguro de que los dos equipos se mantuvieran con siete jugadores por bando durante mucho más tiempo. Incluso Neville había accedido a intentarlo para tener un equipo completo la última vez... y por la expresión de mareo que tenía al final del partido, Harry sospechaba que no se repetiría, a pesar de los muchos gritos y silbidos de ánimo de Ginny desde las gradas.

— ¡Más allá de los octavos años, Harry! —gritó Ron— Mira, Hermione está tocando el tambor con esto de la unidad entre casas, y ahora también la nueva profesora de DCAO, así que he pensado: ¿por qué no hacemos un montón de equipos? Equipos entre casas, entre años. No tendremos suficiente tiempo de juego, pero podemos encontrar otros lugares para practicar, cerca del lago. Tenemos suficientes jugadores decentes en octavo año para actuar como entrenadores. Brocklehurst y Rivers de Ravenclaw, Smith se ha ido, buen viaje, pero Jones podría servir para Hufflepuff, y entonces yo tomaré un equipo, Dean aquí tomará un equipo, tú y Malfoy aquí pueden tener un equipo cada uno.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora