Capítulo XLVII

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Clark había asustado accidentalmente al retrato de Walburga Black cuando volvieron al número 12.

- ¡Asqueroso sangre sucia! -había gritado- ¡Deja esta casa, no perteneces a ella! -su arenga había dejado a Clark llorando y se había retirado a su dormitorio. Harry sospechaba que estaba más cansado que nada. Había sido un día largo.

Todo el malestar al llegar también parecía traumatizar a la enorme lechuza de Harry. La había liberado de su jaula y ahora lo miraba con unos lamentables ojos amarillos desde su escondite en las vigas expuestas del salón.

-Lo siento. -le dijo él desde el sofá donde se había desplomado, pero ella no respondió más que para erizar sus plumas y hundir la cabeza en parte de su cuerpo.

Draco entró en la sala de estar con un resoplido.

-Bueno, no se puede hablar con él. Yo, por lo visto, nunca lo entenderé porque soy, y cito, "un tipo rico que ha nacido en este estúpido mundo mágico de mierda y apesta a privilegio" fin de la cita.

Harry esbozó una sonrisa.

-Pobre chico.

Draco se hundió en el sofá junto a Harry, y luego se estiró, con la cabeza en el regazo de Harry y los tobillos cruzados sobre el reposabrazos.

- ¿Pobre chico? Pobre de mí. Ese fue un ataque completamente innecesario y no provocado. -se quejó Draco con altanería.

-Y sabes que su arremetida no tiene nada que ver contigo. -incitó Harry.

-Y todo tiene que ver con su madre y su hermano y la incertidumbre, etc. Sí, Potter, soy consciente.

-Y ahora se va a sentir como una basura por haberte dicho eso. -Harry volvió a dejar caer la cabeza en el sofá, pasando los dedos por el pelo de Draco.

-Espero ansiosamente su arrepentimiento. Merlín, ¿qué hace esa lechuza?

-Creo que la hemos asustado.

-Sabes que pensaba mimarte con el pájaro más sofisticado que el dinero pudiera comprar. Se suponía que era tu regalo de Navidad. -se quejó Draco.

-Es un regalo maravilloso, amor, estoy muy contento con ella.

-Merlín, Potter, vamos a tener que hacer algo con tus estándares.

Sonriendo para sí mismo, Harry buscó la mano de Draco y enlazó sus dedos, apoyándolos en el pecho del otro chico, su otra mano seguía acariciando el liso cabello rubio.

-Gracias por lo de hoy -dijo-, significó mucho para mí, y para Clark.

Draco se movió ligeramente, inclinándose hacia el tacto de Harry.

-Debo de quererte una cantidad obscena para estar de acuerdo con este escandaloso plan tuyo.

-Sí -convino Harry-, debes hacerlo.

***

Así fue como Clark los encontró una hora después, cuando salió de su habitación. Draco estaba ahora absorto en el periódico muggle al que Clark estaba suscrito, y Harry simplemente descansaba los ojos, con los dedos aún deslizándose por el cuero cabelludo de Draco meditativamente.

Draco dio un crujido al periódico, doblándolo.

- ¿Te sientes mejor, Tiering? -dijo, sin sentarse. Harry no pudo evitar acordarse de Alejandro Magno, tumbado en un diván, vigilando a sus tropas.

Clark no podía mantener el contacto visual, en su lugar miraba sus pies calcetados, estrujando y desestrujando sus dedos en la descolorida alfombra de color oliva.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora