Capítulo LXXX

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A Harry no le gustaba volver al colegio sin Draco, pero Ilka había insistido en que ayudaría a disuadir a los suscriptores de la teoría del control mental. Ilka, según descubrió Harry, insistía en muchas cosas.

-Sé afable -le había ordenado-. Me han dicho que a menudo existe la tentación de ser amargado y sarcástico o incluso enfadado, pero no da buen resultado. Sé comprensivo, apreciativo. Ya tienes una forma de ser simpática, sigue con eso. Será más fácil para ti que para el señor Malfoy, eso está claro.

Harry respiró hondo mientras se dirigía a la cabecera del gran salón, donde el grueso de los alumnos estaba reunido para cenar. Se paró frente a la mesa de los profesores, dirigiéndoles a todos una mirada culpable y avergonzada, como si quisiera disculparse por adelantado, y lanzó un Sonorus sobre sí mismo.

-Eh, hola, hola. -dijo, haciendo un gesto de dolor cuando su propia voz rebotó en la piedra y volvió a él. Un murmullo de curiosidad se extendió por las mesas, aumentando momentáneamente el volumen de la charla en la sala antes de desaparecer. Unos cientos de rostros se volvieron hacia él. Cualquier día de estos, se mintió Harry, dejaría de hacer discursos públicos.

-Gracias -dijo con un vago gesto de la mano para indicar el nuevo silencio-. Yo... no les quitaré mucho tiempo. Como muchos de ustedes saben, hace poco apareció un artículo en El Profeta que lanzaba algunas acusaciones bastante graves contra mi compañero, Draco Malfoy -Ilka había insistido en ese término. Había dicho que "compañero" tendría más peso, especialmente con los estudiantes más jóvenes, ya que connotaba una especie de permanencia-. En caso de que se lo hayan perdido -continuó Harry-, lo esencial era que, espoleado por su padre, Lucius Malfoy, Draco me había manipulado en un intento de buscar la libertad y la redención de su padre, que actualmente está encarcelado en Azkaban a causa de su apoyo a Lord Voldemort durante la guerra.

Harry escuchó un gruñido de reconocimiento por parte de la multitud, y luego siguió adelante antes de que pudieran distraerse.

-Aprecio su preocupación en este asunto -dijo tratando de sonar sincero, aunque no lo apreciaba en absoluto. Supuso, sin embargo, que podía entenderlo-. Es muy conmovedor saber que tantos de ustedes se preocupan por mi bienestar. Y si tales afirmaciones fueran ciertas, desde luego, serían muy atroces.

Tomó aire y se concentró en las instrucciones de Ilka: ser claro, no dar vueltas a nada, no dejar lugar a dudas.

-Los rumores, sin embargo, son erróneos y falsos. Sí, Lucius Malfoy es un hombre astuto y despreciable, y tuvo algunos delirios y planes sobre los que escribió a su hijo. Pero que quede claro: su comunicación ha sido totalmente unilateral. Draco no se ha comunicado con su padre desde su encarcelamiento poco después de la guerra. Aunque los guardias no suelen hablar de la correspondencia que reciben los presos con el público, Draco ha escrito al personal de la prisión y les ha dado permiso para que confirmen que esto es cierto, si alguien quiere seguir con el asunto. Además, Draco no me ha dicho ni una sola palabra, en los varios meses que llevamos juntos, sobre el caso de su padre, ni me ha pedido que actúe de alguna manera para conseguir su liberación. También es absurdo pensar que podría hacerlo, ya que no tengo poder para influir en el Wizengamot.

Harry había argumentado sobre este punto, teniendo en cuenta su nada despreciable capital social, pero Ilka había creído que era mejor que Harry fuera ligeramente autodespreciativo y restara importancia a su influencia.

-Aunque pudiera -explicó Harry-, no hablaría en nombre de Lucius Malfoy, y Draco tampoco quiere que lo haga. Ambos esperamos que Lucius cumpla la totalidad de su condena y pague por los crímenes que cometió durante la guerra.

-Entonces, ¿por qué se esconde Draco Malfoy, si es tan inocente? -gritó alguien entre el bullicio de la multitud frente a Harry.

-Por desgracia, Hogwarts no ha sido un lugar seguro para Draco este año -dijo Harry-. Su interés por mí, junto con sus afiliaciones durante la guerra, lo han convertido en un blanco de la violencia. A instancias mías, abandonó el colegio cuando se conoció la noticia. Quería tener la oportunidad de investigar el asunto. Ahora lo he hecho.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora