Capítulo LVII

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Draco, como era de esperar, no se guardó sus sentimientos sobre el metro.

—Esto es una lata que nos llevará a una muerte segura. —siseó, mirando a Harry como si lo hubiera engañado de alguna manera.

—No vamos a Aparecernos en Surrey en pleno día, especialmente durante las vacaciones, cuando la mitad del vecindario estará asomándose a sus ventanas en lugar de ir a trabajar —le recordó Harry—. Además, te dije que lo odiarías y que no tenías que venir conmigo.

—Podrías haber organizado un Traslador.

— ¡Eso seguiría implicando que nos materializáramos frente a una taberna muggle! Y además, no se me ocurrió cuando supe que podíamos tomar el metro.

—Podría haber obliviado a los espectadores.

—No, amor, tratamos de no obliviar a los muggles si podemos evitarlo, ¿recuerdas?

—Menudo nuevo orden mundial estás inaugurando —resopló Draco, poco impresionado, y luego arrugó sus delicadas facciones con desagrado—. Hay algunos olores con los que podría haber vivido toda mi vida sin olerlos, Potter, y este ondulante medio de transporte con su olor estaba en lo alto de esa lista.

—Eres un snob increíble. —se maravilló Harry.

—Espero que esto no sea una novedad para ti —replicó Malfoy, emitiendo un pequeño chillido mientras el metro avanzaba a trompicones alejándose del andén. Chocó con Harry, quien le puso una mano en el brazo para estabilizarlo. Harry se rio, con muchas ganas de mantener la mano allí, o mejor aún, de hacer que Draco se acercara, pero se sentía inseguro en el Londres muggle, especialmente a medida que se acercaban a los suburbios. No quería llamar la atención innecesariamente, y ciertamente no confiaba en no responder si alguien amenazaba a Draco.

— ¿Todo bien ahí? —preguntó.

Draco se debatía entre perder el equilibrio y tener que tocar la barandilla por encima de él. Otra sacudida, y se conformó infelizmente con lo segundo y Harry dejó caer su mano de mala gana.

—Nunca más —juró Malfoy—, más vale que tu primo sea alguien sumamente interesante.

***

Dudley estaba merodeando fuera del pub acordado. Llevaba el pelo cortado a ras del cuero cabelludo y, Merlín, ya no parecía un niño, sino un gran muro imponente de hombre. Había una chica extremadamente delgada y muy maquillada con expresión nerviosa rondando su codo.

—Hola —les saludó Harry, cuando se acercaron. Harry se acercó a dar un apretón de manos justo cuando Dudley se acercó a dar un abrazo y entonces se produjo la risa incómoda y el reacomodo de los miembros que terminó en un abrazo truncado y rebuscado—. Eh, Dudley, este es Draco; Draco, Dudley.

Harry había pensado que lo mejor era advertir a Dudley de antemano sobre lo de salir con un tío. Supuso que, si Dudley iba a ser un estúpido al respecto, entonces no se molestaría en quedar con él. Para su sorpresa, la nota con la que Pigwidgeon había reaparecido decía simplemente: "Bueno, Harry, espero conocerlo, entonces". Los dos chicos rubios se dieron la mano, y entonces Dudley se aclaró la garganta y presentó a la chica, Tanya, como su novia. Harry y Draco le estrecharon la mano también, y luego entraron en el pub y encontraron una mesa.

—Así que, eh, ¿cómo van las cosas? ¿Qué haces este año? ¿Sigues en el colegio o ya has terminado? —preguntó Dudley, después de que pidieran las pintas.

—Hm, veo que ustedes son muy amigos. —murmuró Draco, y Harry le dio un codazo.

—Eh... —dijo Harry, mirando significativamente a Tanya.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora