Capítulo LXV

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Harry estaba cerca mientras un sanador examinaba al recién consciente Clark. El amanecer estaba enviando rayas de luz matutina brillante al gran salón mientras la luna llena desaparecía de la vista. La falta de sueño estaba empezando a afectarle, pero quería confirmar que Clark estaba bien.

- ¿Y puedes oír esto? -el sanador hizo tronar dos dedos junto a la oreja de Clark.

-Sí. -dijo Clark.

- ¿Y esto? -el sanador repitió el gesto frente a la otra oreja y de nuevo, Clark asintió.

- ¿Y suena igual en ambos lados?

-Sí. -confirmó Clark.

- ¿Qué es lo que evalúa? -preguntó Draco de repente, como si tratara de encontrar la lógica, y luego añadió, pareciendo avergonzado- Lo siento, está ocupado.

El sanador, un hombre con cara redonda y una barba anaranjada, lo miró.

-Lejos de mi intención negar las mentes curiosas -dijo amablemente-. Los lóbulos temporales del cerebro -golpeó la cabeza de Clark justo por encima de la oreja-, son sensibles a los daños durante los períodos de privación de oxígeno. El córtex auditivo está alojado dentro del lóbulo temporal, y esa es una prueba muy rápida que me permite saber que esos centros están intactos.

-Eso tiene sentido. -asintió Draco.

- ¿Qué más? -preguntó Clark- Como cuando seguí tu varita de arriba a abajo y de un lado a otro y tal.

-Todo forma parte de un examen neurológico -explicó el sanador, pareciendo bastante satisfecho con su atenta audiencia-. Diferentes nervios craneales inervan diferentes músculos oculares. Si hubiera un déficit en uno de esos movimientos, significaría que hay un daño en un nervio y, por tanto, en la parte del cerebro de la que procede ese nervio.

- ¿Y mi cerebro está bien?

-Bueno, ese era el nervio craneal ocho de doce, así que nos quedan algunos más, pero de momento, sí, estás pasando con éxito.

- ¿Qué es lo siguiente entonces? -preguntó Clark y Draco se inclinó hacia él, con el dedo golpeando su labio inferior, pensativo.

-El número nueve -dijo el sanador-, requiere que eche un vistazo a la parte posterior de tu garganta.

- ¿De verdad? -dijo Clark.

-Honor de mago -coincidió el sanador, encendiendo su varita. Clark abrió la boca-. ¿Te importa si le enseño a tu amigo lo que estoy buscando?

Clark emitió un sonido ininteligible, ya que aún tenía los labios abiertos, pero asintió animado. Draco se acercó, mirando la boca del chico desde el hombro del sanador.

-Ahora estás mirando para asegurarte de que los arcos a ambos lados de la úvula de Clark son iguales. -aleccionó el sanador, y la atención de Harry se desvió cuando la profesora McGonagall se acercó a él.

-Harry, ¿podemos hablar? -le preguntó ella.

-Por supuesto -dijo, y luego se volvió hacia Draco-. ¿Quieres quedarte aquí?

- ¿Pasa algo? -preguntó Draco, levantando la vista de las amígdalas de Clark.

-En absoluto -respondió Harry-. Sólo que no voy a repetir esta historia de nuevo hasta que haya dormido un poco.

-Entendido. Puedo esperar hasta mañana. Me quedaré con Clark.

Malfoy levantó la cara expectante y Harry dejó caer un breve beso en su boca. Todavía le sorprendía lo terriblemente descarado que era el otro chico. Draco no sólo toleraba ciertos gestos, sino que los imponía, a pesar de los ocasionales rubores de Harry. Pensó en los comentarios de Draco después de que Harry hubiera discutido con los aurores, las divagaciones posesivas y frenéticas sobre querer que el mundo lo supiera y, bajo esa luz, quizá sus acciones tenían sentido después de todo. Harry alborotó suavemente el pelo de Clark y siguió a la directora por el pasillo.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora