Capítulo LII

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Harry volvió a Grimmauld Place esa misma tarde. Encontró a Draco en la mesa del comedor, estudiando, con la cabeza apoyada en los nudillos de una mano.

-No deberías estar mirando los deberes durante vacaciones. -le reprendió Harry, acercándose para dar un beso a la piel expuesta del cuello de Draco.

Draco ignoró sus palabras y se giró para mirar a Harry correctamente.

- ¿Y bien? ¿Cómo fue?

La cara de Harry se convirtió en una sonrisa, con la alegría de la mañana brotando de él.

-Fue jodidamente fantástico. Físicamente no puedo decir nada al respecto debido a un maldito acuerdo de confidencialidad mágica, pero Merlín, fue tan, tan perverso. Fue un reto, pero, bueno, creo que lo hice bien, y quiero desesperadamente hacerlo todo de nuevo para poder arreglar los errores que cometí, joder, fue todo un subidón, tan jodidamente brillante. Ni siquiera me importa si no me eligen -bueno, me importa un poco- pero estoy tan contento de haberlo hecho. Y Brocklehurst y yo fuimos a comer después y parece que su día fue igual de emocionante. Merlín, ¡ojalá pudiera contarte simplemente todo! No tenía ni idea de que sería así, pero me encantó, Draco, de verdad.

Draco lo observó con una suave sonrisa.

- ¿Qué? -preguntó Harry, sintiéndose repentinamente cohibido.

-Deberías jugar al Quidditch -dijo Draco, simplemente-, nunca te había visto así, tan contento, efusivo. Te queda bien. Te elegirán, y si no lo hacen, otro lo hará, no me cabe duda.

- ¿No crees que es terriblemente egoísta? -preguntó Harry, dejándose caer en una silla a su lado.

-No soy el mejor candidato para preguntar sobre lo que es y no es terriblemente egoísta. -respondió Draco, con una pequeña sonrisa.

Harry se rio, y luego su rostro se tornó más solemne.

-Muchos de los mensajes que han llegado hablan de Harry Potter el auror, Harry Potter el político, el portavoz. Me pregunto si me estoy alejando de mi responsabilidad al hacer algo tan frívolo como el deporte.

Draco apoyó una palma en la cara de Harry, con el pulgar recorriendo el pómulo de éste. Llevaba una expresión inusualmente seria.

-Por lo que puedo decir, has estado encadenado a la responsabilidad desde la noche en que tus padres fueron asesinados. Si hay algo en el mundo que te hace tan fantásticamente feliz, entonces deberías perseguirlo mientras dure este sentimiento. La gente siempre va a tener opiniones sobre lo que haces con tu vida, cariño, pero tú no eres de ellos. Ya te sacrificaste por ellos una vez. No tienes que volver a hacerlo.

Harry no podía pensar en palabras para responder, así que apretó un beso en la comisura de la boca de Draco, deslizando su frente contra la sien del otro chico.

-Además -continuó Draco, con la voz teñida de una exasperación burlona-, conociéndote, incluso como atleta profesional, empezarás otra obra comunitaria para huérfanos sin dinero, acogerás a ochenta vagabundos y darás innumerables discursos públicos que levantarán el ánimo de los dolientes. Todos los que te vislumbren querrán ser sólo una fracción tan noble, y buena, y verdadera como tú.

-Yo diría que todo eso suena bastante encantador, excepto los discursos. Merlín, me encantaría no tener que dar nunca más un discurso. -Harry plantó su cara en el cuello del otro chico. La mano de Draco se deslizó por su nuca, alisando los mechones rebeldes.

-Bueno, si alguna vez convences al mundo mágico de que, aparte de ser un terrible cobarde, no soy tan malo, en realidad, me encargaré con gusto de los discursos por ti. Esto te chocará, pero en realidad disfruto bastante del protagonismo, siempre que sea favorecedor.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora