Capítulo LXXXVIII

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- ¿Tenías pijamadas cuando eras niño? -preguntó Harry el domingo por la mañana, mientras Draco hojeaba Divinidad Doméstica y Decoración y tomaba un té, con los pies apoyados en un taburete mohoso. Constance estaba posada en la esquina opuesta de la habitación, con aspecto abatido.

Draco levantó la vista de su revista, observando a Harry. Harry no estaba seguro de cómo Draco podía estar tan arreglado por las mañanas, aunque sospechaba que tenía algo que ver con la costumbre. Por su parte, Harry estaba medio desvestido, llevando sólo su pantalón de pijama a rayas, y su pelo aplastado por un lado y un absoluto desastre por el otro.

-Buenos días a ti también, Potter -dijo, mientras Harry se acercaba a paso ligero para dejar caer un beso en la mejilla de Draco antes de desplomarse junto a él en el sofá. Se recostó, dejando que su mejilla se rozara con el costado del brazo de Draco.

-Buenos días, cariño -se corrigió Harry, agradablemente-. ¿Pero las tuviste? Sé que Dudley sí, pero no recuerdo cuánto tiempo duraban. Estoy intentando averiguar cuándo debo ir a recoger a Clark.

Draco sacó su reloj de bolsillo de su bata. Harry resopló, porque a veces Draco era realmente demasiado, y porque por supuesto cargaba su reloj de bolsillo a lo que era básicamente el equivalente a la bata de baño de un pijo.

-Sólo son las nueve -dijo Draco, ignorando la mirada de Harry-. Dale otra hora. Un poco de descanso y luego el desayuno y entonces estoy seguro de que estará a punto de irse.

- ¿Así que si las tuviste, entonces? ¿Pijamadas? Merlín, no puedo imaginarlo. ¿La diversión estaba permitida en la Mansión Malfoy? -se burló Harry.

-Quisiera decir que, comparada contigo, mi infancia fue de mariposas y flores.

-Sé que no lo fue -dijo Harry-. Y además, no es exactamente una competencia.

-Obviamente no lo es. -le informó Draco.

-Bueno, no importa. Háblame de tus pijamadas.

-Casi siempre solo Greg y Vince, a veces Theo. Yo -Merlin, realmente era un poco imbécil- los guiaba por la Mansión, mostrándoles cosas y todo, pero exigiéndoles que se impresionaran. Pero volábamos un poco, o ellos competían mientras yo arbitraba desde lo alto. Dobby nos traía chocolate y dulces. Nos retábamos a entrar en el estudio de papá, pero creo que ninguno lo intentó.

-Todo eso suena bastante bien, en realidad. -reflexionó Harry.

-Sí -coincidió Draco-. Lo fue.

-Mm -dijo Harry. Le apetecía un té, pero se sentía demasiado perezoso para hacer algo al respecto. En su lugar, volvió a mirar la revista que Draco había cogido-. Bueno, ¿te sientes inspirado?

-Pensé que habíamos acordado que no ibas a opinar sobre este tipo de cosas.

-No voy a hacerlo -le aseguró Harry-, pero aun así me gusta saber lo que dicen.

-La mayoría de sus ofertas son un poco adornadas para mi gusto.

-Merlín, no sabía que lo ornamentado fuera mucho para tus gustos.

-Oh, vete a la mierda. En realidad, soy más bien minimalista. Me gustan las líneas simples y limpias, sin desorden.

-Hm -dijo Harry- Bueno, siempre y cuando no sea tan elegante que me sienta culpable al sentarme en mi propio chesterfield. Todavía quiero sentirme en casa.

-Lo tendré en cuenta -respondió Draco. Besó la cabeza de Harry-. ¿Por qué no te duchas? Le diré a Kreacher que te prepare un té y el desayuno. Creo que está un poco contento de que estemos aquí, ¿no crees? Estoy seguro de haberle oído tararear esta mañana.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora