Capítulo XXX

6.7K 737 141
                                    

— ¿Qué vas a ponerte mañana para el memorial? —preguntó Draco. Era la mañana siguiente y Malfoy había arrastrado a un reacio Harry a la biblioteca para estudiar.

Consideradas por algunos como hermanos de la Banshee y la Glaistig, los Cwalus (en singular, Cwalu) son los fantasmas vengativos de los que se fueron demasiado pronto, estaba leyendo Harry. Por qué Historia de la Magia retrocedía en el tiempo en lugar de acercarse a los tiempos modernos, Harry no tenía claro. Por qué seguía cursando Historia de la Magia, era aún más confuso. La pista está en el nombre, continuaba el texto- Historia Medieval Mágica de Balbina Bloodstone-, literal de muerte violenta, se cree que los Cwalus sufrieron finales turbulentos, ya sea física o, en algunos casos, emocionalmente.

—Ropa, creo. —respondió Harry distraído.

Las descripciones de los Cwalus son escasas y a menudo variadas. El hecho de que los Cwalus sean entidades separadas de sus espíritus hermanos es un punto de controversia en los círculos académicos medievales. Este autor, sin embargo, sostiene que los Cwalus carecen del atractivo de las Banshee y los Glaistag. En lugar de seducir a sus víctimas, los Cwalus suelen ser más astutos y pueden presentarse con manifestaciones más metafísicas. Tanto las Banshee como los Glaistag y Cwalus tienen la intención de repetir la violencia que recibieron en vida.

—Qué bonito. —comentó Draco, que obviamente no lo encontraba nada bonito.

Harry avanzó unas cuantas páginas de Historia Medieval Mágica, tratando de encontrar la parte de la historia real, y se volvió hacia el otro chico.

—No sé, sospecho que tengo alguna túnica de gala en alguna parte.

—Un poco exagerado, ¿no crees? —Draco resopló.

—Obviamente tú sí lo crees —suspiró Harry—, pero son túnicas de gala o ropa de colegio, esas son mis opciones y no me importa demasiado de cualquier manera.

Las facciones de Malfoy se crisparon en una expresión bastante agria.

—Salvador del mundo mágico y todavía no sabes vestirte.

—Me las arreglo. —se erizó Harry.

—Tu vestuario es tolerable, como mucho. —insistió Draco.

—Bueno, no sé qué propones que hagamos al respecto ahora mismo, cariño, sobre todo cuando estás tan decidido a convertirme en un estudiante como Dios manda. —dijo Harry señalando la pila de libros y pergaminos apilados ante ellos.

—Irás a preguntarle a McGonagall si puedes ir a Hogsmeade esta tarde —ordenó Malfoy, consultando su reloj de bolsillo—, ya tengo un pase de fin de semana. Mamá llega allí hoy antes de asistir al acto conmemorativo de mañana y he quedado con ella para tomar el té. Puedes acompañarnos. Después, encontraremos algo adecuado en Gladrags. Su colección no es ideal, pero tendrá que servir. O podríamos aparecernos en el callejón Diagon, supongo, pero es menos probable que McGonagall apruebe eso, y yo estoy tratando de evitar faltas.

— ¿Tengo algo que decir en este plan tuyo? —inquirió Harry, encontrando el entusiasmo y las maquinaciones de Draco encantadoras, a pesar de todo.

— ¿Hm? —Draco respondió, como si olvidara que Harry estaba presente en esos preparativos— Oh. En realidad, no, no. No voy a dejar que te pongas en evidencia delante de la miríada de afligidos.

—Merlín, no sabía que mi ropa fuera una fuente de consternación para ti. —comentó Harry, entre divertido y un poco consciente de sí mismo. Los recuerdos de ahogarse en la ropa de Dudley y el consiguiente tormento empezaron a resurgir.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora