Fiesta (I)

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Ayla

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Ayla...

Después de ayudar a los niños a cambiarse, me metí en la ducha. Dejando que el agua calmara los nervios que aún seguían a flor de piel en mí. La cercanía de Ian, el hecho de que se mudara a mi edificio, sumado a los mensajes de ese extraño. Me tenían muy estresada.

Mientras terminaba de cerrar la cremallera del vestido azul que había elegido alguien toco a la puerta.

-Un segundo- avise. Lo cerré por completo y me puse los tacones. –Pase-

Alma y Félix entraron de la mano de su hermano, la niña traía un vestido lila con flores y su cabello desordenados; el menor de los tres venía con una camisa y su moño desajustado. El mayor, igual que su hermano, solo que la suya era gris y no llevaba moño.

-¿Cómo me veo?- Alma dio un giro.

-Te ves hermosa, ven que te voy a peinar- la niña se sentó en el banquillo que tenía frente al espejo y mueble donde estaba mi maquillaje. Le hice dos pequeñas trenzas, formando una corona y al finalizar, deje que se mirara.

- ¿Te gusta?-

-ME ENCANTAA- salto y me abrazo –mi mami no me peinaba jamás-

Mi centro se contrajo. Apreté el agarre, manteniéndola junto a mí, mis ojos se cristalizaron y levanté mi rostro hacia los otros dos niños.

-Los quiero, a los tres. Nunca lo olviden-

Le hice el moño a Felix y los tres se quedaron en mi cama esperando, mientras me maquillaba. Termine justo a tiempo, el timbre sonó y Jake se levantó a ver quién era.

-Es Aarón, viene por nosotros-

-Vamonoos- tome a los pequeños de las manos y salimos. En el viaje, trate de mantener despierto a Felix, que se estaba durmiendo en mi hombro. Llegamos, y Aaron paso delante del automóvil abriendo la puerta. El pequeño le tomo la mano, y lo ayudo a bajar.

En la entrada del bar, había muchas personas haciendo fila para entrar. Todos me observaron, seguro les llamaba la atención que hubiera niños. Verlos conmigo también era extraño, porque a decir, no tenía cara ni edad para ser madre de ninguno de los 3.

-Esas chicas no tiene casi ropa- señalo Alma a una rubia que llevaba un diminuto vestido.

Disimule la sonrisa –Si, es que dentro hace calor-

-Ahora es guardería esto- hablo en un tono alto.

Una mano se pozo en mi espalda descubierta, y al sentir su tacto, sabía quién era.

-Son mis hermanos- Enzo rebajo a la mujer. –Y si no te gusta mi bar, cordialmente te pido que te retires-

Ella trago grueso –Perdona guapo- miro a Félix –que bonito eres –quiso tocarlo, pero tire de su mano, poniéndolo más cerca de mí.

Los chicos de mis libros  💎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora