¿Qué tal?
Mi nombre es Ayla López, tengo 22 y estoy completamente jodida
¿Por qué?
La respuesta está compuesta de tres puntos. Déjame iluminarte en esta historia que quizás es real, o quizás también es parte de mi imaginación.
1)-Es simple, cada...
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Bruno...
-¿Crees que va a ser una buena idea?- preguntó mi hermano mientras guardaba ropa en una valija.
-Si, le avise a nuestra tía. Dice que está ansiosa por conocer a Ayla y los niños-
Aless sonrío con tristeza -Hace años no voy a Atenas-
-Yo tampoco, pero me parece que todo va a salir bien- me dedico a ultimar los detalles finales del viaje. Ella había vuelto a la clínica y por suerte, aceptó que Jano y Loan la acompañaran. No me sentiría tranquilo si se negaba.
Baje las escaleras, y Eric me saludó desde el despacho. -¿Está todo listo?-
Asentí -Si, nos vamos en la noche-
Fui hasta la sala de estar a buscar mi laptop para terminar un par de cosas de mi doctorado. Tocaron la puerta, pero no le di importancia; a los segundos vi pasar a la empleada.
Me senté en el comedor, dispuesto a revisar mi tesis y enviarla finalmente.
-Señor, sus hermanos están en la puerta- la mujer llegó a mi lado.
-¿Quienes?-
-El señor Ezra y el señor Ezek-
-Hazlos pasar-
Abri el documento, y comencé a leerlo de nuevo. Cuando se trataba de proyectos, me tomaba mi tiempo para que quedara perfecto, no podía tener ningún error. Mi móvil sonó, y conteste.
-¿Hola?-
-Amor... te extraño- su vocecita me arranco una sonrisa boba.
-Ayla, te fuiste hace un par de horas- mire mi reloj - también te extraño-
-Jano me sigue hasta el baño-
-Sabes que te están acompañando-
Dos figuras aparecieron frente a mí, levante la mano cuando uno de ellos iba a hablar, deteniéndolo.
-¿Te estas portando bien?-
-No, es una caprichosa- Loan respondió por ella.
-Mentira, me porto bien.... no puedo trabajar con ustedes dos siguiendome para todos lados-
-Te seguimos porque te queremos- mi otro hermano se escucho algo cansado -Bruno, dile a esta señorita que tiene que comer una merienda, son las 10 ya-
-Si comiiiii-
-Mentiraaa- ambos imitaron su voz.
Negué moviendo la cabeza, aun con una sonrisa. Cuando ella estaba con los chicos, estos se comportan como niños pequeños, para que la pelinegra se enojara y frunciera el ceño, haciéndola ver más adorable de lo habitual.
