¿Qué tal?
Mi nombre es Ayla López, tengo 22 y estoy completamente jodida
¿Por qué?
La respuesta está compuesta de tres puntos. Déjame iluminarte en esta historia que quizás es real, o quizás también es parte de mi imaginación.
1)-Es simple, cada...
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Jano...
Los meses habían pasado como si el tiempo fuera a toda velocidad, Ayla decidió continuar la gestación en casa. Siempre yendo a todos los controles con la obstetra cada vez que fuera necesario.
Finalmente se recibió de Psicóloga, con honores. El día de su egreso la panza ya era notable. La toga negra dejaba ver su abdomen redondo, haciendo que todos sonrieramos como malditos idiotas.
Su humor cambiaba tanto como las canciones de spotify de la lista de me gusta, era un sube y baja de emociones. Días en los que éramos el amor de su vida y otros en los que simplemente quería ahorcarnos a todos.
Me encontraba en la tienda comprando uvas, en una temporada en la que las uvas eran jodidamente difíciles de encontrar. Llevaba una hora recorriendo la ciudad, hasta que encontré un lugar donde tuvieran.
Mi movil sono, mientras le pasaba el dinero a la cajera.
-¿Diga?-
-TRABAJO DE PARTO- grito Ezra al otro lado.
-¿Qué?- quede en estado de shock
-Que va a dar a luz, ¿donde estas?-
-Comprando las malditas uvas- eleve el tono haciendo que la chica se sobresaltara. Me quité el teléfono del oido.
-Disculpa, es que mi prometida entró en trabajo de parto-
-Debería correr- la chica me sonrie -o ella lo va a matar-
En realidad no era mala idea, porque si... probablemente la pelinegra me iba a matar si no llegaba al nacimiento de nuestro bebe. Volví a acercar el aparato a mi rostro.
-Te vemos en la clínica, recuerda que tú debías entrar- colgó.
Apresuradamente, tome la pequeña caja con los granos y salí corriendo como alma llevada por el diablo. No se cuantos semáforos en rojo y cuantas invitaciones a la muerte hice, mientras conducía. Pero debía llegar.
Al llegar al hospital, me bajé con las uvas en la mano. Entre a la recepcion donde un enfermero miraba concentrado la pantalla del computador. Aclare mi garganta, aun agitado.
-¿Donde es el área de natalidad?-
-¿Nombre de la paciente?-
-Ayla Lo... Ayla Lopez Fierri- negué sonriendo, aunque aún no nos casamos. Ella aceptó gustosa añadir nuestro apellido al suyo.
El tipo miro la pantalla de nuevo, revisando -¿La chica con varios novios?-
-La misma-
-Habitación 237- me sonrió -estaba un poco alterada porque su psicópata sexy no llegaba-
-ese soy yo-
-Mis condolencias- se puso la mano en el pecho -creo que te van a matar- comenzó a reirse.
