¿Qué tal?
Mi nombre es Ayla López, tengo 22 y estoy completamente jodida
¿Por qué?
La respuesta está compuesta de tres puntos. Déjame iluminarte en esta historia que quizás es real, o quizás también es parte de mi imaginación.
1)-Es simple, cada...
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Bruno...
Jodida mierda, ese trasero redondo y sus pechos que cada vez crecían mas me tenian completamente jodido.
-Sabes que los otros nos van a matar- me acerque al castaño.
-Pero vale la pena-
La mire de reojo mientras abría el grifo y la lluvia caía sobre su cuerpo -Si lo vale- me relamí los labios y me quite la ropa, camine hasta la regadera e ingrese colocándome frente a Ayla. -Hola amor-
-Hola- su cabeza se pego a mi pecho -¿esta bien la temperatura?-
-Algo caliente pero si tu la sientes bien, no hay problema- la sostuve de sus caderas elevándola -Si te duele o algo, nos detienes-
-Si-
-Bien- bese su nariz- me pones a mil amor- mi mano libre fue a su centro y lo masajeo mientras Eric se posiciona a su espalda.
Ella arqueo su columna soltando un jadeo cuando moví rápido mi pulgar por su botón sensible.-Joder-
-Sin hablar- el castaño pellizco sus pezones -ya dijimos bonita-
La mire buscando su aprobación y cuando asintió me deslice en su interior, sintiendo el calor que tanto extrañaba, sus paredes se estiraron cuando mi polla ingreso. Todo era tan cálido y delicioso en ella.
A los segundos, escuche un pequeño gritito de su parte, y un suspiro de Eric, él beso su cuello -Dios, que apretada estas bonita-
Comenzamos a movernos coordinadamente, mientras uno entraba el otro salía, con cuidado. Tratando de no lastimarla mucho, por su parte solo oíamos jadeos y como los ahogaba mordiendo mi hombro.
-Gime para mi amor- susurre en su lóbulo -que los demás oigan como te follamos-
-Dios, así- tiro la cabeza hacia atrás -mas duro, por.. favor-
Mire a Eric de reojo, su respiración era agitada y se notaba que necesitaba mas de ella, al igual que yo. Me deslice en ella con fuerza logrando que gimiera. -Maldición, así-
El castaño me siguió y ambos comenzamos a embestirla con rudeza, dejándonos llevar por la jodida droga que era tenerla saltando sobre nuestras pollas y escuchando nuestros nombres.
-Bruno- sentí como me succiono su coño indicando que había llegado a su orgasmo.
-Eric- se recostó en el pecho de él.
Me moví un poco con Eric, y luego de unos minutos ambos nos vinimos en su interior. -Joder- gruñí echando la cabeza hacia atrás -te amo-
Sus ojos estaban cerrados y descansaba aun en el castaño -Creo que se durmió de nuevo-
-No me dormí -bufo -solo estoy recuperándome-
Reímos -¿Fue mucho?-
-Sh- llevo su dedo índice a mi boca -no arruines el momento-
