Nuestra

51.1K 3.3K 679
                                    


Ayla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ayla...

Estaba bajo la cama y mis respiraciones se habían vuelto erráticas porque sentía la presencia de alguien cerca.

Unas manos sujetaron mis tobillos y empezaron a jalar, lo que me hizo gritar

-SUELTAME- la voz salió desde el fondo de mi ser, esperando que alguien me escuchara. Cuando estuve completamente fuera de mi escondite mire al dueño de las manos.

Era Jano, quien me miraba divertido.

-¿Te asuste morocha?- me ayudo a levantarme.

Respire calmando mis latidos y respiración. La puerta se abrió con dos personas muy nerviosas que se notaba que habían corrido.

-IMBECIL- grito Aless haciendo referencia a su hermano.

Por el contrario, Bruno vino a mi y me revisó exhaustivamente. -¿Estás bien?-

Asentí un poco confundida.

-¿No había nadie mas aquí?- esta vez se dirigió al pelinegro a mi lado.

-No no, solo ella y yo- Jano estaba igual que yo -¿Por qué?-

-Nada, no es importante- quiso parecer tranquilo, pero su mirada hacia las ventanas y el resto de la habitación me indicaron que algo pasaba, que no lo dejaba tranquilo.

Mis chicos restantes no tardaron en llegar.

-Buenaas- Noah chasqueó la lengua -ahora sí empieza lo bueno-

El rubio de ojos bicolor relajó su postura tensa y se acomodo en un sillón pequeño en una de las esquinas del cuarto. Jano y Aless se pegaron mas a mi.

-Tan pequeña- el pelinegro empezó a besar mi cuello -tan hermosa- chupo con más fuerza cerca de mi carótida, dejando un pequeño ardor cuando alejo su boca. Mientras las manos de su hermano se paseaban por mis pechos, bajando a mi cadera y luego yendo a mi espalda. Haciendo que jadeara.

-Desnúdala- Ezra le ordenó a su hermano. Este asintió caminando hacia mi.

Los otros dos se separaron, haciendo que me quejara por la falta de contacto.

-Princesa- me mostró su sonrisa.

-Hola-

Acto seguido, sus manos fueron al cierre del vestido; mientras sus labios iban desde mi boca a mi cuello, dejando pequeños besos mojados. Jalo la tela de la prenda, y ésta cayó al suelo.

-No sabes las ganas que tenía de hacerte mía- susurró arrancándome un jadeo cuando sentí sus manos sobre el broche de mi sostén sin tirantes.

Lo quitó sin problema, lanzándolo al suelo. Escuché el gruñido de todos ahí cuando instintivamente llevé mis manos para cubrir mis senos desnudos.

Los chicos de mis libros  💎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora