¿Qué tal?
Mi nombre es Ayla López, tengo 22 y estoy completamente jodida
¿Por qué?
La respuesta está compuesta de tres puntos. Déjame iluminarte en esta historia que quizás es real, o quizás también es parte de mi imaginación.
1)-Es simple, cada...
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Ayla...
Fue un fin de semana un poco atareado, entre la presentación de varios proyectos de la universidad y las llamadas que evite por parte de Magg..
Ese lunes me levante con cara de pocos amigos, había dormido fatal la noche anterior, entre el ruido de la música de mi vecino y el ruido de ambulancias, policía y bomberos que habían pasado durante toda la noche.
No llegue a la primera catedra, por lo que me pareció mejor idea ir a la librería en búsqueda de una nueva lectura.
-¡Buenas!- la voz de Eric me descoloco.
-¿Qué haces aquí?-
-Pues aquí trabajo bonita- me dedico una sonrisa dulce.
-¿No trabajabas en otro lugar en las mañanas?-
-Has preguntado por mi?- movió sus cejas coqueteando- me siento halagado.-
Simplemente blanquee mis ojos.
-Trabajaba, me han quitado el empleo, y necesito dinero. Ahora estaré tiempo completo aquí- su sonrisa se apago un momento.
-¿Paso algo?- no me interesaba, pero me agradaba mas cuando sonreía.
-No, solo...- se detuvo.
-Habla Eric-
-Si conoces de algún empleo en la noche, me puede avisar-
-¿No es demasiada carga horaria para ti?-
Suspiro pesadamente- Tengo que ayudarle a mi familia Ayla-
-Esta bien, si encuentro algo, te hare saber- le sonreí.
Me dedico una media sonrisa.
-Dime, no deberías estar en clases-
-Me levante un poco tarde y decidí no asistir a las de la mañana- hojee los libros sobre el mostrador.
-¿Ya desayunaste Ayla?-
Evadí la pregunta haciéndome la distraída mientras miraba un libro.
-Ayla-
-Estaba a punto de ir a comprar un café-
-Hmm-
Levante mi ceja - Y tu Eric, ¿desayunaste? -
Se aclaró la garganta, nervioso – Yo em... yo no-
Entendí todo, aunque no lo dijera. Le di la espalda y salí de la tienda. Por suerte a una cuadra y media había un tipo de café. Después de una cola de unos5 minutos, hice mi pedido y volví sobre mis pasos.
-Hola en que puedo ayu...- sus ojos se abrieron como dos platos - ¿Qué haces? -.
- ¿Que parece que hago? Traer un desayuno, ¿no te quejabas de que no había desayunado? - deje la bandeja con dos cafés y una bolsita con un par de tostados sobre el mostrador.
